Hola :D bueno, primero que todo quiero dejar claro que esta es una novela tipo lemon (sexo explicito) y además yaoi (amor entre hombres) Los personajes de esta historia son completamente míos ewe quiero definir algunas palabras antes de empezar, ya que está escrito con algunas palabras japonesas.
Senpai: Persona que en el nivel académico está por encima de uno (Ejemplo: si vas en segundo medio tu senpai sería alguien de tercero medio o más arriba)
Kouhai: Persona que es un nivel inferior a ti en lo académico (ejemplo: Si vas en tercero medio tu kouhai va en segundo medio o un nivel más bajo)
Nee: Esta palabra quiere decir oye, o ¿Si? pero suena más adorable xD
hai: Esta palabra significa si, para asentir, para afirmar algo xDD también suena más adorable.
Sensei: Es como les llaman a los profesores.
etto: "esto"...suena mas adorable x
Sin nada más que decir, espero que les guste ;-; me esmeré mucho en este, y no soy muy buena para el lemon .n. cualquier opinión, pueden dármela para mejorar n.n es largo este fic, pero vale la pena ;u;
Kotaru observaba con ojos sigilosos a Haruka-san, que estaba concentrado en dibujar el paisaje y luego entintarlo, todo con sumo cuidado. Estaban en la academia de arte "Seito" y tenían la tarea de representar el ambiente en el que estaban en las blancas hojas de sus blocks.
Se suponía que debía estar concentrado en los grandes árboles que los rodeaban, ya que estaban en el jardín del establecimiento. Pero su mirada se desviaba a la atractiva figura de Haruka-san continuamente. El chico de cabello rebelde se encontraba realmente confundido, ¿Qué tenía Haruka de especial, que captaba toda su atención? Observó como el muchacho alto se encorvaba y abría ligeramente la boca al trazar una fina línea en el block, y luego contemplaba su obra con ojo crítico de experto. Kotaru sintió como se le ruborizaban las mejillas y bajó la mirada, avergonzado. ¿Qué le sucedía?
Cuando terminó la clase, el tenía su hoja prácticamente vacía, todavía con los ojos perdidos en su kouhai. Los senpai y los kouhai se habían juntado solo por esa vez, ya que el profesor estaba con licencia médica y había escasez de personal. Kotaru lo había agradecido en silencio, incluso negándoselo a si mismo. Eso le daba una oportunidad de mirar a Haruka-san sin levantar sospechas.
Se entretuvo observando como el muchacho de cabello largo y lacio guardaba sus materiales de trabajo. Se fijó especialmente en sus grandes y suaves manos y en como el sol le daba de lleno en el cabello castaño. Se sobresaltó cuando la fría y calculadora mirada de su kouhai dio contra el, para luego caminar hacia donde estaba Kotaru.
El muchacho se pasó la mano por el cabello color azabache intentando simular un estado de paz, ya que Haruka-san por alguna extraña razón lo convertía en alguien sumamente nervioso. Se sentía mucho más bajito de lo que era al lado de su kouhai, que ya estaba a unos escasos centímetros de el. Comenzó a agitar su pierna suavemente y procuró guardar las apariencias.
-Kotaru-senpai.-dijo el muchacho de voz grave a modo de saludo.
-Oh, ¿Haruka-san?-fingió Kotaru no saber el nombre, algo nervioso.
-Hm.-asintió Haruka con la cabeza.-me gustaría preguntarte algo.
-¿Si?-Kotaru estiró los brazos mientras bostezaba.
-¿Por qué me has estado mirando durante toda la clase?
Al muchacho de cabello oscuro casi se le sale el corazón, ¿Es que Haruka se había percatado? "Bueno-pensó-tampoco es como si hubiera sido muy disimulado."
-N-n-n-no te estaba mirando Haruka-san.-tartamudeó un muy intranquilo Kotaru.
-Oh, imaginaciones mías supongo.-Dijo simplemente el kouhai y se alejó con indiferencia.
Kotaru respiró lentamente y con alivio, posando una mano en su cabeza y cerrando los ojos. ¿Por qué se sentía intimidado, si se suponía que el era el senpai? Debía ser más maduro, claro está. Y ser maduro no implicaba pasar una clase entera mirando a un chico y dejando de lado las tareas, ganando la antipatía del profesor.
De pronto, sintió un aliento cálido en el cuello y todo su cuerpo se estremeció. Haruka-san estaba demasiado cerca. Al parecer, no se había marchado. Encorvado hasta la altura de Kotaru, el atrevido kouhai le susurró:
-Adiós.
Y procedió a dar un lento lametazo a la oreja de su senpai, dejándolo estático.
-Sólo era una broma.-explicó haruka con voz lenta y profunda.
¿Qué era exactamente esa sensación que acababa de sentir Kotaru? Haruka-san ya había desaparecido, dejándolo sólo en medio del jardín, completamente sonrojado. Su cuerpo estaba paralizado, y se sentía extraño. Algo...caliente, como si algo lo quemara. Aturdido, intentó cambiar de rumbo sus pensamientos.
Kotaru arqueó las cejas hacia bajo, apenado. "-Debo dejar de pensar en él." Se dijo. Y se dispuso a pensar en lo que haría en las siguientes vacaciones.
En la academia habían dos opciones. La primera, era salir del establecimiento para pasar el tiempo con la familia. La segunda era quedarse y dormir ahí. Kotaru el año anterior había escogido la academia y había sido lo mejor. Solo habían quedado seis alumnos presentes y el joven había pasado el tiempo haciendo prácticamente nada. No le gustaba ir con su familia. Tenía dos hermanas gemelas que eran bastante revoltosas e irritantes, y no creía poder soportarlo. Aunque su madre le había suplicado el que Kotaru fuera a casa para celebrar su cumpleaños número dieciocho, el se había negado rotundamente. No le interesaba celebrar la fecha en la que había nacido, para nada. No es que tuviera un trauma o algo, pero para ese muchacho era un día insignificante. Aunque todo iba a cambiar después de esa semana.
Comenzó a caminar con pasos apresurados hacia el interior del edificio y de paso a la sala de delegados, a informar su decisión. Era el último día que le daban de plazo, ya que las vacaciones comenzaban al día siguiente, el día de su cumpleaños. Cuando llegó a su destino tocó la puerta que daba paso a la sala. "Toc-Toc" Tras unos segundos un enfurecido senpai abrió la puerta.
-¡¿Qué?!-gritó el joven.
-Ah, etto...hum, verá, senpai, y-yo...
Kotaru se sentía repentinamente intimidado, ¿Por qué era tan mala su suerte? Le había abierto la puerta Ishimaru-san, un muchacho un grado mayor que él, que era conocido por ser un cascarrabias. A pesar de ser lo bastante guapo como para atraer la atención de algunos de los chicos de la academia, pasaba desapercibido debido a que siempre una gorra cubría su cabeza.
-¿Sí?.-Preguntó un poco más calmado Ishimaru, al ver la presente timidez del joven.
-Etto, verá, tengo que anotarme en la lista de las personas que pasarán las vacaciones aquí.-dijo Kotaru con suavidad.
-Claro, adelante.
El senpai lo guió hasta una mesa y le dio un lápiz y una hoja. Kotaru se sorprendió. No había ningún nombre escrito. Se inclinó y comenzó a escribir.
Estaba tan concentrado en su tarea que no se percató cuando Ishimaru-senpai se retiró de la sala y entró Haruka-san. El kouhai observó curioso como Kotaru ponía empeño en cada una de las letras que escribía. Se acercó a él cuando hubo señales de que hubiese terminado y se inclinó sobre su espalda.
-Es mi turno.-Escuchó decir Kotaru a Haruka-san, y al segundo sintió como este literalmente caía sobre su espalda, y acomodaba su cabeza en el cuello de kotaru, para poder tener un mejor miramiento de la hoja en donde debía escribir su nombre. Luego alargaba su mano y tomaba el lápiz que el muchacho apenas podía sostener. Kotaru se estremeció sin poder evitarlo y no hizo ningún movimiento.
Haruka-san se tomaba su tiempo para escribir todas y cada una de las letras que componían su nombre. No se percataba de lo ruborizado que estaba su senpai. Se separó de Kotaru y lo miró de reojo.
-Ya está.-dijo cuando hubo terminado.-Vaya, Kotaru-senpai, estás muy sonrojado, ¿Es qué estás enfermo?
-N-nada de eso, no lo estoy, es sólo...hace un poco de calor, ¿No lo crees?.-contestó un bastante inquieto Kotaru.
-Para nada, tengo tanto frío que podría sostenerte en mis brazos para que me brindes de tu calor.
-¡¿Eeeh?!.-Se exaltó Kotaru.
-Sólo bromeo.-contestó el kouhai bastante calmado y revisando la hoja.-Hasta ahora solo seremos tú y yo estas vacaciones, mira.
-Me he dado cuenta antes que tú.-murmuró el joven.
-¿Es así?
¿Huh? ¿Haruka-san lo había escuchado?
-E-era muy fácil percatarse, n-no es que le hubiera prestado mucha atención.
-Vaya, ¿eres tsundere?
-¡¿De qué hablas Haruka-san?!.-agitó sus brazos Kotaru mientras sus mejillas se bañaban de un color carmesí.
El kouhai soltó una pequeña risita mientras se cubría la boca con la mano. El muchacho lo miró congelado. Era la primera vez que veía a Haruka-san reír, y la verdad es que se veía muy lindo...
-Disculpa.-Dijo el joven volviendo en sí.
-Hm, no importa.
-Kotaru-senpai es muy lindo ¿no?
-¿De qué demonios hablas?-Replicó el muchacho mientras fruncía el seño y el calor de sus orejas aumentaba. Se avergonzó al haber pensado exactamente lo mismo hace un momento de su kouhai.
-Ustedes.-interrumpió Ishimaru-san entrando de imprevisto.-esto ya se ha comunicado pero aún así se los diré, especialmente a ti Kotaru.
-¿Eh?
-Ciertos alumnos, como tu, no comparten habitación con nadie, ¿No es así?
-Si, Susuki-chan se marchó debido a problemas familiares.-dijo el muchacho al recordar apenado como lo habían separado de su mejor amigo.
-¿Chan?-preguntó Haruka.
Kotaru enrojeció.
-Todos los alumnos que no tenían compañero ahora lo tendrán, debido a la falta de habitaciones. De hecho, la persona que te acompaña ahora será tu nuevo compañero.
-¡Eh! ¿Haruka-san?
-Exactamente.
-Iré a mover mis cosas.-dijo el muchacho calmadamente y salió al pasillo.
Kotaru se sintió tan nervioso que apenas podía estar tranquilo. ¿Qué iba a hacer? ¿Podría actuar normal al lado de su kouhai? ¿Por qué lo hacía sentir tan inquieto? Hasta pareciera como si...le gustara.
¿Aaaaaaaaah? ¿Acaso le gustaba Haruka-san? ¿Le gustaba un HOMBRE? ¿Cómo era eso posible? ¿Había perdido su interés en las niñas? Se llevó las manos al cabello y se lo sujetó mientras caía de rodillas al suelo. Casi enseguida recobró la coherencia debido a la extraña mirada que le dedicó Ishimaru-san y siguió a Haruka.
-¿Esto está bien para ti?-le preguntó cuando lo hubo alcanzado.
-¿Por qué no lo estaría?
-Digo, no es que esté mal, pero aún así...
-¿Estás nervioso?
-¡Sí!-dejó escapar Kotaru.-¡no! ¡no lo estoy!
De pronto Haruka-san se detuvo y penetró al muchacho con una mirada intensa. Lo agarró de la muñeca y se lo llevó a un hueco de la escalera en donde no podrían alcanzarlos las miradas curiosas. Apoyó ambas manos en la pared a los costados de los hombros de Kotaru y acercó su cabeza a la de él. Ya no tenía la mirada de un chico frío. Ahora lo poseía una mirada que podía hacer que el senpai ardiera en llamas si eso era lo que el kouhai deseaba.
-¿Yo te gusto, Kotaru-senpai?-preguntó haruka sin rodeos.
El muchacho arqueó las cejas hacia bajo y desvió la mirada. Se mordió el labio y respondió un vago "No se porque me preguntas eso"
-Eso no responde a mi pregunta. Siempre mirándome entre clases y descanzos, ¿Crees que no lo he notado?
-Puede que me gustes un poco.
Kotaru se llevó las manos a la boca y miró afligido a su kouhai. Oh, que estúpido era, ¿Cómo diablos había dicho eso? Obviamente ahora Haruka-san se iba enojar, y no le iba a hablar núnca más...
La respuesta que obtuvo núnca se la hubiera esperado.
Haruka-san se inclinó y besó a Kotaru suavemente en la boca. Rodeó con los brazos por la cintura al muchacho y lo apegó más a él. Kotaru abrío los ojos como platos y lentamente se dejó sumir por su kouhai. Sus ojos se fueron cerrando lentamente y sus brazos rodearon la espalda de Haruka-san al tiempo en que sus manos apretaban la camisa de su nuevo compañero de cuarto. Haruka-san presionó sus labios contra su senpai y fue introduciendo su lengua poco a poco en la boca del muchacho. Jugueteó con la lengua del joven explorando cada centimetro de su boca, al tiempo que este dejaba escapar algunos gemidos mientras sus ojos se llenaban de pequeñas lagrimas y sus suaves mejillas se cubrían de rubor.
-Aah...nnn...-Jadeó Kotaru. Sus pulmones no daban a más. Haruka-san bajó su boca hasta el cuello del muchacho y su cálido aliento le dio de lleno. Procedió a dar un lento lametazo a la oreja de su ahora nombrado uke y lo miró a los ojos.
El chico, completamente color cereza le devolvió la mirada con un gesto suplicante, cosa que excitó a él kouhai.
-Aah...etto...-Kotaru estaba mareado.
-No pasa nada, tu tambíen me gustas.
El muchacho enrojeció.
-Voy a buscar mis cosas para dejarlas en nuestra habitación.-dijo el muchacho remarcando la palabra "nuestra"
...
¿Qué demonios acababa de pasar? Haruka-san lo había besado, y ambos se habían confesado. Era una locura. Su cuerpo no se podía mover de la esquina del hueco de la escalera en donde lo había dejado su kouhai. Recordó las novelas "BoysLove" que había leído accidentalmente del librero de una de sus hermanas, y una de las líneas se le vino a la memoria "Él muchacho introdujo su miembro y él pequeño uke se estremeció con placer." ¿Qué era un uke? Ah, si, su hermana le había explicado que era el que "recibía en la relación" ah, y había otra cosa, el seme, que era el que "daba en la relación" ...¡¿Acaso él era el uke?! No tenía sentido, suponía. Usualmente era la persona de mayor edad. Aunque... Haruka-san era mucho más alto que él, y tenía una espalda más ancha, Y los omoplatos bien marcados, lo que le daba un aspecto muy atractivo...y esos labios húmedos que lo habían vuelto loco eran finos pero no tan delgados. Y esos ojos, oh, esos ojos que lograban enfrascarlo y llevarlo lejos, muy lejos. Y no debía olvidar ese largo cabello, que le daba un toque misterioso pero a la vez sensual...¡Ah! ¿En qué estaba pensando? Sus piernas se habían vuelto de gelatina y apenas podía sostenerse. Su rostro estaba envuelto en vergüenza y sentía que no podría mirar a Haruka nunca más. Aunque, cierta parte de él no lo quería reconocer, había anhelado ese salvaje beso como no había deseado nada más. Y no sabía que le esperaban muchas cosas nuevas, que probablemente ni si quiera se hubiera atrevido a soñar.
Cuando recuperó el movimiento de sus piernas comenzó a caminar con pasos lentos hacia su habitación. Se encontraba en el primer piso de cinco, y su destino estaba en el piso número cuatro. Era una academia grande, elegante y refinada. Había trabajado con mucho esmero para conseguir una beca, cuando la mayoría de los muchachos ahí presentes eran de clase alta y el dinero para pagar lo conseguían de sus padres. No era mixta, solo podían entrar hombres.
Iba tan concentrado pensado en si tenía el talento merecido para entrar a la academia o no, que cuando dio contra alguien se inmutó y su cabeza se fue a volar. Confundido, levantó la vista y descubrió a su profesor predilecto, el señor Amano. Se extrañó al verlo todo ruborizado y desconcentrado.
-Ah, Sensei, lo siento. Apenas me he fijado.
-No es nada, Kotaru, no importa.
-¡Sensei!.-Escuchó Kotaru una voz.-¡No siga huyendo!
Detrás de ellos se encontraba Hitaru, un muchacho bajito y rebelde, le parecía a Kotaru.
-Waah, debo irme, Lo siento, Kotaru...
-¡Sensei! ¡Escúcheme! ¿nee? .-gritaba Hitaru.
Pero él sensei ya se alejaba con pasos apresurados.
-Oye, ¿De qué hablabas con sensei?-le preguntaba ahora un amenazante Hitaru.
-D-d-de nada, solo he chocado con él por accidente...
-Hm.-refunfuñó el muchacho a modo de respuesta.
Sensei era un hombre alto y de cabello revoltoso, de unos veintiséis años, estimaba el joven.
-Más te vale no acercarte mucho a él, ¿nee?-Sonrió ahora Hitaru de manera adorable y a Kotaru le dio un escalofrío.
-claro...
Y entonces Hitaru fue tras sensei casi volando, con una expresión decidida.
"¿Qué demonios?" pensó el muchacho, y luego supuso que el señor Amano no le quería dar más puntaje a Hitaru del que él merecía. Se encogió de hombros con indiferencia. Era demasiado inocente.
Continuó caminando un poco más tranquilo y mucho más concentrado. No recordó quién era su nuevo compañero hasta que llegó a la habitación y la cerró con pestillo, para luego darse la vuelta y ver a Haruka-san sin camisa.
-Aaaah.-enrojeció el muchacho.
-Kotaru-senpai, llegas tarde.
-¿Q-q-q-q-qué haces sin camisa?
-Hace un poco de calor, ¿No crees?
-Hm...
-¿Es que acaso soy muy obvio?
La habitación se componía de dos camas, un escritorio, un baño y una ventana. Haruka-san se encontraba al lado de una de las camas y Kotaru apegado a la puerta, jugando nerviosamente con su camisa de vestir. El kouhai avanzó hacia el senpai y lo agarró de la mano, entrelazando sus dedos.
-¿Quieres conocer partes de mi que nadie mas conoce?-le susurró.
-Nnnn...si quiero.
-No te escucho.
-Dije...que no tengo problema.
-Entonces...
Mordió su oreja y se aseguró de estremecer al muchacho, que se sujetaba de la cadera de Haruka-san y apretaba sus ojos. Recorrió desde la hélice hasta el lóbulo de su oreja con la lengua e hizo que este gimiera.
-Vaya, eres fácil de calentar, Kotaru-senpai.
-¡Cá-cállate!
Haruka sonrió.
Alargó sus manos hasta la camisa de Kotaru y comenzó a desabrochar cada botón con delicadeza, hasta que llegó al último, y entonces ocupó los dientes.
-mmmh.
Cuando se hubo desecho de la camisa de su senpai, se inclinó y comenzó a besar cada parte del cuerpo de Kotaru de la cintura para arriba, dejando besos húmedos marcados en su piel. El muchacho gimió y eso alentó a su kouhai. Llegó a los rosados botones de Kotaru y comenzó a succionarlos. Primero rodeó con la lengua el margen de estos y luego comenzó a chupar, provocando que el muchacho diera unos gritos de placer.
-Aaah...hmmm...nnnn...¡aaah!
Se sujetó de el cabello de su kouhai agarrándolo con fuerza, aunque evitando lastimarlo.
-Eres muy sensible aquí, ¿No crees?
Nuevamente se inclinó y lamió cada centímetro de su cuerpo, hasta llegar a su cuello y luego succionar este.
Kotaru ésta vez atinó a sujetar de la cadera a su kouhai mientras este repartía besos en su cuello. Haruka levantó a Kotaru y este rodeó con las piernas la cintura del muchacho mientras se enfrascaba a su cuello. y luego él atractivo seme lo besó.
Mordió salvajemente el labio inferior de Kotaru mientras este lamia su labio superior, dejándose llevar.
Haruka comenzó a caminar con los ojos cerrados hacia atrás y cayeron en la cama. El kouhai encima del senpai.
-¿Qué tal.-decía el seme mientras besaba y mordía los labios de su uke.-si jugamos a que soy senpai y tu eres kouhai?
Kotaru gimió. No podía pensar claramente.
-hmmmp.
Haruka-san se sentó sobre el abdomen desnudo de Kotaru y entrelazó sus manos con el mencionado anteriormente, guiándolo para que tocara su moldeado cuerpo. El chico, avergonzado cerró los ojos y dejó escapar un pequeño suspiro de puro placer.
-No seas vergonzoso, senpai.
Haruka movió su cuerpo causando que su parte trasera diera contra el miembro de Kotaru, causando una deliciosa y desesperante fricción.
-Ahh...senpai...-se le escapó a Kotaru.
-¿Ah, me seguirás el juego? Puedes llamarme senpai, y pedirme lo que quieras.
-¿Huh?
Se sentía extraño en esa situación...¿Quizá al final Haruka-san sería un "Sádico"?
-Por ejemplo...puedes pedir que te haga sentir mucho placer, pero también sentirás dolor...¿Estás dispuesto a aceptar eso?
-Y-yo...
Un sonido los interrumpió, era la puerta "Toc-toc"
Haruka-san frunció el seño y Kotaru abrió los ojos, sorprendido.
Rápidamente, y a pucheros de su compañero se levantó y puso su camisa, algo incómodo, ya que notaba acalorado y duro su miembro, y no sabía como ocultarlo...¡Aaah, estúpido el que había golpeado la puerta! Ahora, probablemente lo iba a encontrar sumido en vergüenza.
-¿Hai?-dijo el joven abriendo la puerta y solo mostrando su rostro. Era Ishimaru-san.
-¿Sucede algo, Kotaru? Estás completamente rojo, ¿Tienes fiebre?
-Algo así...
-Asegúrate de tomar alguna medicina.
-Claro.- "Tomaré a Haruka-san" Pensó. Y luego se avergonzó de si mismo.
-Lo que quiero decir, ¿Haruka-san ya está instalado aquí?
-Sí.-interrumpió su compañero de cuarto, que abría la puerta completamente y además estaba sin camisa-y déjame decirte que has interrumpido algo muy importante.
-¿Ah, si?
-Si, estábamos jugando...
-¡Cállate!-interrumpió Kotaru, tapándole la boca a el divertido seme.
-¿Por qué le tapas la boca?
-No es nada, Ishimaru-senpai. Sucede que jugábamos a las cartas, y he perdido, y me da mucha vergüenza admitirlo.
-En realidad jugábamos al twister.-Dijo Haruka-san con voz ahogada y rostro calmado, como siempre. Pero Kotaru enrojeció.
-Lo que sea, he venido a informarles que dentro de poco habrá un acto cívico para todos los alumnos, ya que las vacaciones se han adelantado y ustedes dos y los docentes serán los únicos que quedarán aquí. Ah, y un chico recién inscrito llama Hitaru.
¿Hitaru? ¿Él mismo Hitaru que había perseguido anhelante a sensei?
-Y de los docentes solo quedarán Amano-sensei y Jessica-sensei, la nueva profesora extranjera.
-Ah.
-¿Eso no se debería comunicar a todos después en el acto cívico?.-interrumpió Haruka.
-Tienes razón, aún así, aunque ya lo sepan, deben bajar enseguida.
-Tsk.-chistó el kouhai e Ishimaru-san se retiró.
...
Hubo un silencio incómodo en el que ninguno de los dos podía hablar. Kotaru por la vergüenza y Haruka por disfrutar de la expresión de su senpai.
-¿Vamos?
Kotaru asintió frenéticamente.
-Hey, no quiero que estés nervioso...la verdad.-Los ojos de Haruka se suavizaron.-es que siempre me has gustado.
-¿Huh? ¿yo?
-Si, tu, ¿Crees que estoy mintiendo? Por eso...me hizo realmente feliz cuando me comenzaste a mirar. Cuando tus ojos se posaron en mi por primera vez...
-Algo que comenzó hace un par de meses...
-Cuando nos topamos por primera vez.
-Y me enamoré de ti.-Suspiró Kotaru sin poder evitarlo.
Si, Kotaru se había fijado por primera vez en Haruka una tarde lluviosa de fin de semana. Había tenido que ir al patio en busca de ciertos implementos cuando tropezó y se encontró totalmente mojado en medio del jardín, con una lesión en el pie que le había impedido seguir caminando. Entonces, cuando hubo perdido total esperanza, y se había resignado a mojarse, sintió como alguien lo tomaba de los hombros y lo abrazaba con fuerza por la espalda.
-Pescarás un resfriado.-Había dicho en ese entonces Haruka-san, y Kotaru lo había observado bien por primera vez.
Lo ayudó a entrar y lo atendió, ya que las enfermeras no se encontraban presentes. Estuvo con él mientras le duraba la fiebre y hasta el momento aún no podía recordar el tierno beso que le había dedicado Haruka-san mientras dormía. Ni si quiera le había preguntado el nombre, tuvo que averiguarlo por si mismo semanas después, cuando el muchacho había comenzado a llamarle la atención. Desde ese entonces ambos se habían dedicado miradas discretas, intentando pasar desapercibido lo que podría ser un amor prohibido.
-B-b-bueno, caminemos, ¿Si?-dijo mientras su compañero de cuarto se ponía la camisa.
-Vamos.
Salieron al pasillo y bajaron hasta el primer piso, en donde todos los alumnos se encontraban conversando mientras esperaban que el director hiciera presencia.
-¡Chicos! ¡Chicos!.-bramó el hombre una vez hubo subido a la tarima.-Vamos, muchachos, ¡Necesito que presten atención!
El silencio se fue haciendo notar lentamente, primero reduciéndose a murmullos y finalmente mostrándose en todo su esplendor. El viejo señor sonrió con orgullo y comenzó a hablar.
-¡Así me gusta, jóvenes! Tengo varias cosas que comunicarles.
Mientras hablaba sobre lo que Ishimaru-san les había comentado a los muchachos, Se acercó Amano-sensei, y los apartó de la multitud.
-Chicos.-les susurró con voz apenada.-lamento pedirles esto, pero, ¿Podrían ir a la sala de profesores y quedarse ahí una hora con la puerta cerrada con pestillo, custodiando? Hay ciertos alumnos que quieren robar las respuestas de los exámenes y yo tengo que hacer algo con urgencia. ¡Por favor!.-Suplicó con gesto anhelante y se dirigió a Kotaru.-Eres el alumno al que le tengo más confianza, Kotaru-san.
-Etto...¿Por una hora?
-Por favor.-Suplicó el maestro.-Los demás profesores se encuentran en reunión.
-Supongo que no importa...está bien.
-¡Gracias!-No evitó abrazar sensei a Kotaru y lo dejó perplejo, mientras salía corriendo y era observado de manera recelosa por Hitaru-san.
Haruka enarcó una ceja y Kotaru lanzó una sonrisa nerviosa.
-¿Me acompañas?
Llegaron a la sala de profesores en un tiempo récord. Hicieron todo lo que el profesor les pidió y una vez hubieron terminado observaron la sala con nerviosismo. En cualquier momento podría entrar algún profesor, y seguramente Amano-sensei no había explicado a nadie el motivo de porqué dos alumnos se encontraban custodiando la sagrada sala.
Kotaru comenzó a caminar por el aula admirando todo. Había una gran mesa de madera un poco baja e implementos de cocina como un microondas o un horno. Estaba plagado de sofás de diferentes tamaños y algunos lápices y papeles desparramados por el suelo. Estaba tan concentrado, admirando todo, que cuando Haruka-san se acercó a él por detrás se sobresaltó y abrió los ojos completamente, cegado por el rostro de su compañero, que ahora lo besaba apasionadamente.
El chico le correspondió sin si quiera pensarlo. Haruka lo sujetó de la cabeza y lo apegó más a él, mientras que con la otra mano lo acercaba de la cintura y la poca distancia que los separaba se reducía a nada.
-Hmm...ahh.-suspiró mientras Haruka mordía sus labios.-¿Está bien?...estamos...hnnn...en la sala de...profesores.-Gimió.
-¿No lo hace más excitante?-Continuó mientras introducía su lengua en la boca de su senpai, y jugaba lentamente con ella, moviéndola de un lado a otro y explorando cada centímetro de su boca. Lamiendo sus labios y respirando en su cuello. Kotaru se estremecía de placer, sabía que estaban en peligro de ser descubiertos...pero eso le emocionaba. Haruka besó con más rapidez a su uke y este jadeaba entre beso y beso. Comenzó a acariciarle la mejilla y el cabello. Ese toque especialmente fue lo que lo hizo sentir seguro.
-Aaah...hnn...Hmp...
Haruka sonrió y besó la frente de Kotaru. Fue desabrochándole la camisa con los dientes y entre cada botón del que se desprendía le regalaba un beso húmedo, cosa que hacía estremecer de placer al muchacho. Lo levantó y como anteriormente habían hecho, Kotaru rodeó con las piernas la cintura de Haruka.san y este lo llevó hasta uno de los sofá, depositándolo con cuidado, de manera en que Kotaru quedara sentado apoyado en el brazo del sofá. Cerró los ojos un poco nervioso.
-¿Haruka-san?
-Olvida el honorifico, solo llámame Haruka...Mejor Haru. Suena lindo, ¿no?.-Le dijo el muchacho al tiempo en el que se sentaba arriba de Kotaru y le rodeaba la cintura con las piernas.
-Haru...-Suspiró el muchacho con el rostro color carmesí, los labios húmedos y una expresión de placer combinada con miedo. Esto excitó al muchacho.
-Veamos, creo que te tengo en mi poder, senpai.
-hmmnn...
-¿Puedo hacer lo qué quiera contigo?
El muchacho dudó un segundo y Haruka sonrió.
-Si es Haru...no tengo miedo.
Esto sorprendió al kouhai, que se sonrojó por segundos.
-¿Qué tal si...-Inclinó su cabeza y mordió los botones de su senpai, mientras movía su cuerpo y rozaba el miembro de Kotaru, provocando que este ahogara unos gritos anhelantes.-si jugamos?
Kotaru gimió. Sintió como si su miembro le quemara, se sentía incómodo solo por ese sentido...
-Haru...-murmuró con una expresión de pura vergüenza.
-¿Sí?
-Abajo...quema.
Y la verdad es que era una sensación desesperante, era como si se asfixiara, y necesitara salir.
Él kouhai parpadeó unas cuantas veces para poder asimilar la lindura de su uke. No lo podía soportar más, pero quería hacer que Kotaru disfrutara.
-Tengo el mismo problema, senpai.-suspiró
-¿Si?
-Debemos arreglarlo por partes, ¿bien?
Haruka se inclinó y apoyó las manos a los costados de la cabeza de Kotaru, y comenzó a morder los labios de este. El muchacho se acaloró a más no poder.
-Ha...ru...-suspiró.
-Saca la lengua, Kotaru-senpai.
Y el muchacho obedeció. Él kouhai abrió la boca y la metió dentro de la lengua de Kotaru, chupando con lentitud. El joven se estremeció y gimió, mientras pequeñas lagrimas de placer rodaban por sus brillantes mejillas. Se sentía demasiado bien.
-Hnn...Aaah...hmp...Haru...
Haruka comenzó a chupar con mas rapidez, haciendo que el muchacho jadeara con fuerza. De pronto se convirtieron en movimientos más desesperantes y anhelantes. Comenzaron a jugar con sus lenguas. Querían sentirse él uno dentro del otro, Kotaru intentó recobrar la respiración,
-¿Te gusta, senpai?
-Da...vergüenza.
-Tranquilo.-le susurró el muchacho mientras le sonreía de manera sensual.-no pasa nada.
Y se levantó del sofá haciendo que el joven se parara con él.
-Vamos a solucionar el problema, ¿Bien?
Kotaru se mordió el labio.
Haruka-san se agachó y se deshizo del pantalón del muchacho con rapidez. Dejándolo en boxers. Kotaru enrojeció, su miembro estaba grande y duro, y le daba pavor mostrarse así. El joven extendió la mano y le dio de lleno a Kotaru en donde menos esperaba.
-Está muy caliente.-murmuró.-¿Siempre tienes estas reacciones cuando te calientas?
-¡No es así!-replicó el joven avergonzado.
-Vamos a deshacernos del estorbo...
Levantó su mano para quitarle la tela pero al ultimo segundo tuvo una idea. Estiró el cuello y ocupó los dientes para bajarle la ropa interior a su uke.
Él muchacho se estremeció. Nunca antes se había sentido así. Ese escalofrío de placer era algo que no había experimentado con nadie, esas ganas de querer más...
-Eh, es bastante grande.-dijo una vez se hubo librado de la prenda, y lo que había debajo de ella ahora lo tenía justo en la cara.
-Waaah no hagas eso...
-Supongo que debería hacer esto.
El muchacho abrió la boca y cerró los ojos. Con lentitud, el miembro de Kotaru fue a parar a los labios de su seme. Haruka comenzó a chupar calmadamente, disfrutando, mientras el joven jadeaba y gemía, cosa que alentaba al kouhai. Rodeó con la lengua cada parte del delicado tesoro de Kotaru, haciendo temblar de placer al joven. Comenzó a chupar más rápidamente, disfrutando de los gritos de placer que le regalaba Kotaru. Sabía que en ese momento estaba en sus manos. Y lo quería excitar como nadie. Y lo quería tocar como nadie. Y lo quería solo para él. Mordió con delicadeza la punta del miembro del muchacho y este se estremeció.
-Aaaah.-gimió.
-¿Te gusta, no? Estas totalmente desnudo frente a mi.
Y la verdad es que eso era algo que excitaba completamente a Kotaru, el sentirse prisionero de Haru. Se estremecía de placer con cada caricia que él le regalaba, e intentaba ahogar gemidos. Pero es que, se sentía jodidamente bien. La sensación de tener a Haruka-san chupando su miembro era algo que lo hacía derretirse. Tan...tan caliente. Gimió de placer cuando el muchacho comenzó a masturbarlo. "No...no pares...hhnnn....más rápido" Pensaba mientras se mordía los labios, ahogando un grito. Haruka-san iba demasiado lento.
-¿Sucede algo?-preguntó con voz inocente.
Ah, ¿Pero que le podía decir? Sentía tanta vergüenza...pero los deliciosos movimientos que le regalaba su kouhai valían la pena. definitivamente lo valían.
-¿P-p-p-p-podrías ir...aaah...nnn...más rápido?-suplicó con ojos llorosos.
Haruka-san lamió con placer el miembro de su compañero antes de responder.
-Como desees.
Y comenzaron las embestidas. Dios, se sentía tan bien, tan excitante...tan desesperante, pensaba Kotaru con cada movimiento del muchacho. Alargó el brazo para dar contra la cabeza de Haruka-san y alentar al joven casi inconscientemente.
Un escalofrío de puro placer recorrió todo su cuerpo. Si pudiera describir esa sensación con una plabra...diría que se sentía rico. Y se avergonzó casi enseguida.
El muchacho mantenía un ritmo constante, un ritmo energético. Kotaru dio un suspiro y exhaló. Sentir las grandes y frías manos de Haruka-san en él...Su cálido toque...era algo demasiado emocionante.
-Hum, parece que te gusta, ¿no?-comentó Haru mientras repartía besos en el abdomen de Kotaru y este se estremecía.-¿Quieres hacer algo que te gustará mucho más?
Sentó al chico en el sofá y lo hizo cerrar los ojos, cosa que lo hacía mucho más emocionante y excitante. Buscó entre la sala y descubrió la bufanda de alguno de los docentes, sonrió y regresó al muchacho, le hizo pararse y le susurró mientras le vendaba:
-Te explicaré, senpai.-El aliento de Haru lo hacía estremecer.-deberás obedecerme en cada cosa que diga y te prometo que sentirás mucho placer, ¿Quieres?
-...Si...-susurró el muchacho.
Haruka hizo que el acalorado joven se pusiera en una posición en la que sus manos se apoyaran en el piso y sus rodillas también. Lo puso en "cuatro" y se comenzó a desvestir completamente excitado, disfrutando de la vista que Kotaru le ofrecía. El senpai se sentía nervioso, tenía unas misteriosas ganas de reír, ¿Qué le esperaba?
-Primero que todo, no quiero que intentes quitarte la venda en ningún momento, confía en mi, ¿Está bien?
Kotaru asintió lentamente.
-Bien, quiero que te des cuenta de algo.-Dijo Haruka mientras se recostaba debajo de Kotaru y le rodeaba el abdomen con las piernas.-estoy completamente desnudo.-y procedió a lamer lentamente el cuello del muchacho, provocando que este sufriera un escalofrío en todo el cuerpo.
-Ahora.-susurraba el joven mientras mojaba su dedo con saliva y recorría los rosados botones del muchacho.-¡Oh! ¿Sientes eso?
El miembro de Haruka-san rosaba con el de Kotaru, en un complicado movimiento que había realizado el joven. El senpai se llenó de deseo.
-¿Qué te hace sentir, senpai?
Kotaru solo se estremeció.
-Entonces.-cantó el muchacho, saliendo de el lugar de en donde se encontraba y caminando hacia la parte trasera de Kotaru.-vamos a probar algo.
Se sentó en cuclillas y sonrió de oreja a oreja.
Kotaru se estremeció cuando sintió como su kouhai metía un dedo en su entrada. Y comenzaba a moverlo. Era algo...maravilloso. Dios, se sentía tan bien.
-Ha...ru...-suspiró.
Y el muchacho comenzó a hacerlo con más fuerza y rapidez.
-Aaaah...nnnnh...hmp.-Se mordía el labio Kotaru.-du...¡duele!
-Deberás aguantar, ¿si?
Él kouhai dio paso a un segundo dedo, y sonrió al sentir el escalofrío de placer que había recorrido el cuerpo del muchacho.
De pronto a kotaru se le vino a la mente una de las novelas "BoysLove" que tan curiosamente leía de el escritorio de su hermana "-Diablos, ¡mételo!.-gritó despavorido el muchacho y el rubio sonrió" ¿A qué se referían con eso? ¿No hablaban quizá de...?
-Y eso no es nada.-dijo Haruka al sacar los dedos pegajosos de su senpai.
-¿Hay...más?
-Mucho más.
Y entonces Haruka-san metió su miembro en el muchacho.
Demonios. Se sentía muy caliente. Demasiado caliente. Y demasiado bien. Kotaru exhaló y comenzó a mover sus caderas, inconscientemente, buscando movimiento. Pero el kouhai solo se quedaba ahí, profundo, muy profundo. Era como si estuviera en el infierno. Lo deseaba. Era una sensación de puro placer. Pequeñas gotas de sudor rodaban por su frente. Dejó escapar un chillido.
-¿Haruka-san?
-¿Tienes algo que pedirme?
-Nnnn...-¿Por qué debía pedirle más movimiento? Le daba vergüenza, mucha vergüenza. No lo quería admitir...Pero aagh, como dolía. Era desesperante. Quería sentir mas placer. Demonios.- Etto...¿P-p-p-uedes...hacer algo?
-¿Algo como qué?
-¡No lo sé! Se siente...raro.
Haruka-san sonrió y comenzó a moverse de adelante hacia atrás, sin embargo con lentitud.
¡Ah! Ahora se sentía algo mejor...pero esos movimiento lentos...¿No podía hacerlo mejor?
-¿Algo como esto?.-Adivinó Haruka sus pensamientos y comenzó a hacerlo mucho más rápido y profundo.
-Aaah...hmmmmm.-Gimió el muchacho al sentir las embestidas de Haruka-san, y es que, joder, se sentía demasiado placentero.
Haruka-san aumentó la rapidez, provocando que el muchacho gimiera.
Él kouhai alargó una mano hacia el miembro de Kotaru en un movimiento casi imposible y comenzó a masturbarlo. Fue con sincronización, logrando que el muchacho jadeara.
Haruka soltó unos gemidos de placer, y es que, Kotaru lo emocionaba demasiado. Nada era mejor que estar dentro del muchacho y masturbarlo al mismo tiempo. Se mordió el labio, pensando en todo lo que podría hacer con él en las vacaciones. Alentado por este pensamiento alargó la profundidad de sus movimientos y el muchacho suspiró. Kotaru sintió algo dentro de el que lo ahogaba, que le suplicaba por salir.
-Aaah...Haru...algo... ¡me vengo!
-Ah, ¿Si? ¿Y que pasa si no te dejo venirte?
-Hmmm.-se mordió el labio el muchacho con los ojos llorosos.-¡P-por favor!
-Adelante.
-Pero...
La mano de Haruka-san aún masturbaba animadamente a Kotaru.
-Vamos, hazlo.
Y entonces no se resistió más.
El contenido caliente recorrió la gran mano de Haruka, que sonrió con placer.
-Quiero probar algo de eso.
-¡Haruka-san!
-Pero primero.-jadeó el muchacho haciendo estremecer a Kotaru.-...
Él senpai sintió como hilos finitos y calientes recorrían su cuerpo, y se ruborizó a más no poder. Haruka-san se había corrido dentro de él.
El joven salió de Kotaru, que intentó recobrar la respiración y enfriar su acaloramiento. Intentó moverse, pero Haruka-san lo detuvo.
-Todavía estas a mi merced, senpai.
Y entonces hizo que el chico se levantara, con mucho nerviosismo.
Y comenzó a tragar el semen que emanaba de Kotaru.
La fricción entre la boca del muchacho y el miembro de Kotaru era más que deliciosa.
-Hmmm...
-Gracias por la comida.-sonrió el chico de manera adorable y le quitó la bufanda de los ojos a Kotaru.
Lo que descubrió fue un chico totalmente ruborizado, nervioso e inquieto.
-Demonios, si me miras con esa cara, tendré ganas de hacerlo de nuevo... Haruka-san lo besó con delicadeza en los labios.
"Toc-Toc"
Los muchachos se quedaron paralizados.
-Joder.-susurró Haruka.-vístete, rápido.
-¿Muchachos? Soy el profesor amano.
-Vístete, vete al sofá y hazte el dormido.
-¿Haru?
-Ve.-sonrió el muchacho mientras comenzaba a vestir sus pantalones.
Él muchacho hizo caso y rápidamente se vistió, se acurrucó en el sofá y se hizo el dormido. Haruka-san garabateó algo en un papel y literalmente se tiró junto Kotaru. Todo lo hicieron a la velocidad de un rayo.
-¿Muchachos?.-golpeó de nuevo el profesor. Luego escucharon el sonido de una llave al ser encajada y como se abría la puerta.
-Se durmieron.-comentó el sensei con voz culpable.-Oh, una nota. "Sensei, lo sentimos, nos ha entrado el sueño y decidimos dormir mientras lo esperábamos, por favor despiértenos cuando llegue. Haruka y Kotaru n.n"
-Vaya...¡Haruka-san, Kotaru-san!-Bramó.-¡Muchachos!
Los chicos fingieron que despertaban de un eterno sueño y sensei les agradeció por haber sido tan responsables y no haber hecho nada ilícito en la sala mientras lo docentes no estaban.
Y claro, los muchachos no habían hecho nada malo...según el reglamento escolar.
Porque no había ninguna regla que dictara "Está prohibido tener relaciones sexuales en la sala del profesorado"
Kotaru sonrió nervioso.
...
Esa noche Kotaru se acurrucó felizmente entre los brazos de Haruka-san. Decidieron no mencionar palabra, por lo menos por el momento. Ambos se sentían completos. Kotaru fue el más sorprendido, cuando a la mañana siguiente, el joven lo despertó con un cálido beso y le deseó un feliz cumpleaños.
Y fue entonces cuando ese día dejó de ser un día insignificante.
Adjunto aquí un dibujo de Kotaru EwE lo sé, no soy buena dibujando, y si les afecta a como se imaginaron al muchacho por favor no le presten atención. Notase que le falta un ojo xDDD en fin , Gracias por leer! n.n
lunes, 23 de junio de 2014
viernes, 6 de junio de 2014
La maid y su amo.
Fanfic de kaichou wa maid sama <3
Misaki intentó disimular con un par de palabras amables.
-Bi-bienvenida Satsuki-san.-tartamudeó.
-Gracias Misaki.-sonrió la mujer.
ALERTA: este fic contiene lemmon.
Misaki se
paseaba nerviosamente por el vestíbulo del "Maid Latte" esperando
ansiosa por la llegada de la gerente. La mujer le había pedido que se quedara
en el local hasta que este cerrara, y la chica le había consentido.
-Misaki.-había
exclamado en ese entonces Satsuki-san.-necesito que hablemos.
-¿Si?-preguntó
la chica mientras caminaba hacia la cocina, con el objetivo de dejar una orden:
Pastel de chocolate y frambuesas, hecho por Usui, que últimamente pasaba mucho
tiempo en el lugar de trabajo de Misaki -especialmente ahora que eran pareja- y
sus postres eran muy anhelados.
-¿Misaki?,
¿Puedes? - la voz de Satsuki-san interrumpió sus pensamientos.
¿Huh? ¿Qué
había dicho la gerente?
-Disculpe,
¿Podría repetir lo que ha dicho?
La mujer
soltó una risita y murmuró algo sobre "de seguro pensaba en..." y el
resto de las palabras se habían perdido en un susurro.
-He
preguntado si podrías quedarte en el local hasta que yo vuelva-juntó sus manos
en un gesto suplicante-se que siempre es a ti, pero aún así, yo...
-Gerente.-interrumpió
Misaki-no se preocupe, haré lo que usted me pida.
Satsuki-san
dio un pequeño chillido y enrojeció. Parecía que flores rosas flotaban a su
alrededor. Misaki puso una cara de extrañeza y Subaru-san -que pasaba con un
plato de postres- comentó:
-Nuestra
gerente es muy soñadora.
Y se alejó
sonriendo.
Misaki se
había pasado la tarde limpiando el café. Se había cambiado a su ropa de
siempre, jeans y una camisa oscura. Y ahora esperaba la llegada de su jefa.
Escuchó como tocaban la puerta, mas sin embargo, la persona que se encontraba
al otro lado era Usui Takumi, su novio.
La muchacha
enrojeció y bajó la cabeza. Estaba sorprendida.
-Te has
quitado tu uniforme de maid.-dijo el alíen pervertido a modo de saludo.
-Usui
idiota, ¿Qué haces aquí?-protestó Misaki, avergonzada. ¿Por qué demonios Usui
la hacía sentir así?
-Quería
estar contigo.-replicó el muchacho de cabello rubio con su típica expresión de
"es una respuesta obvia"
-No tienes
que. Vete a casa. Es tarde.
El joven
-que iba vestido con una camisa blanca y unos jeans negros- sonrió
disimuladamente hacia la chica. Le tomó las manos y se las sujetó impidiendo un
forcejeo.
-¿Será que
te pones nerviosa conmigo aquí?
-TSK.-chistó
Misaki con un dominante rubor cubriéndole la cara-¡cierra la boca!-La maid
intentó soltarse.
Usui se las
arregló para acorralarla contra la pared del vestíbulo y el cuerpo de Misaki se
avivó. Había dejado de intentar liberar sus manos y le sostuvo una mirada de
reproche a Takumi, que tenía unos ojos verdes decididos. Se acercó a la chica
inclinándose y el rubor de esta aumentó, sintió las mejillas y el cuello como
si le quemaran, y una sensación de cosquilleo en los labios. Sus manos se
entrelazaron. Se miraron tiernamente el uno al otro. Usui acercó sus labios a
los de la presidente estudiantil lentamente. La chica solo atinó a cerrar los
ojos. Comenzó a sentir bien estár a medida en que sus labios se acercaban. Una
sensación en el pecho, algo que la dejaba satisfecha, feliz. Pronto Usui la
besó.
En un
principio fue un beso tierno, Misaki solo se dejaba llevar. Sentía tanta
vergüenza en ese momento que creía que iba a explotar. Usui fue convirtiendo
ese beso en algo salvaje, nuevo. Introdujo su lengua en la boca de Misaki y la
atrajo hacia si rodeándola por la cintura. Realizaba movimientos excitantes con
su lengua. Distintas sensaciones ocupaban el cuerpo de la chica: vergüenza,
amor, felicidad. Se sentía dichosa. Desde que conocía a Usui toda su forma de
pensar había cambiado; ¿Qué le había hecho esa alíen pervertido? Se separaron
al escuchar el sonido de la puerta al abrirse. Era la gerente, que no se
sorprendió al ver el sonrojo de Misaki ni la sonrisa oculta de Usui. Se maldijo
por haberlos interrumpido.
Misaki intentó disimular con un par de palabras amables.
-Bi-bienvenida Satsuki-san.-tartamudeó.
-Gracias Misaki.-sonrió la mujer.
Usui agarró
la mano de la chica y tiró de ella.
-La llevaré
a casa, ya es entrada la noche.
-Por
supuesto.-asintió la mujer, seria.
Misaki no
dijo nada.
-¡Te debo
una!-le dijo la gerente a la joven cuando se dirigían a la puerta y tomaban sus
abrigos. Era una noche obscura y fría, y la lluvia amenazaba con brotar.
-No se
preocupe.
Pero la
gerente ya le estaba entregando a la Maid una cajita pequeña y refinada color
rosa con una cinta morada decorando. Sonrió y guiñó un ojo de manera coqueta y
le susurró al oído:
-Es para
cuando Usui-kun y tú quieran hacer cosillas malas.
¿Huh? ¿A qué
se refería la gerente? Prefirió guardarse los comentarios y asentir con un
rubor dominante. La gerente chilló de
alegría y dijo:
-¡Sabía que
no te contendrías por más tiempo!
¿Qué quería
decir con eso? Le iba a preguntar cuando Usui -que había observado con atención
la escena y sonreía divertido por la inocencia de Misaki- entrelazó sus dedos
con los de la chica y la llevó a la puerta. Giró el pomo y la abrió. Dio un
vago adiós a la gerente y salió a la calle, con la presidenta estudiantil de
Seika tras suyo. La mujer de cabello corto, todavía dentro del local, cerró los
ojos y se dejó caer apoyada en la puerta. Perversidades sobre Usui y Misaki
dominaron su cabeza y su nariz comenzó a sangrar mientras sonreía embobada y
flores de colores danzaban a su alrededor. Murmuraba
"Moe...Moe...Moe" y la baba escurría por su barbilla. Si, era una
gerente muy soñadora.
Misaki
sentía el cuerpo acalorado a pesar del frío que hacía. Iba tomada de la mano de
Usui, que caminaba con una seguridad casi irritante. Después de unos tres
minutos se atrevió a levantar la mirada, y vio que el muchacho rubio sonreía
con ojos tiernos, observándola. La chica enrojeció y una expresión de vergüenza
la dominó. Usui se echó a reír.
-¡No te rías
idiota!-exclamó la chica irritada.
-¿Qué hago
entonces misa-chan?, ¿Debería besarte?
Se
detuvieron en medio de la acera y Misaki parpadeó, sorprendida. Usui le sostuvo
la mirada con una expresión puramente seductora. El rubor de la muchacha
aumentó hasta el punto de que las orejas se tornaron de un color escarlata.
Frunció el seño intentando mantener la compostura.
-Aaaaah...-balbuceó.
Se había quedado sin habla.
Usui sonrió
y se acercó a ella. La chica desconcertada cerró los ojos y estiró un poco los
pies, esperando.
De pronto
sintió el cabello mojado y se sobre saltó. Estaba lloviendo.
La lluvia
había caído fuerte y como de golpe, al igual que Usui, que se quitaba el abrigo
y cubría sus cabezas con este.
-Gracias.-murmuró
Misaki, aún ruborizada.
Echaron a correr de la mano.
-Vamos a mi
casa, Misaki, queda más cerca.
-Tienes
razón.-Asintió la chica, consciente de que si agarraba un resfriado las consecuencias
serían graves. Su trabajo tendría que esperar y los estudiantes de Seika
-alentados por la idea de causar problemas sin su presidenta al lado-
seguramente destruirían la escuela. Corrió más rápido por esa razón, y Usui le
siguió el paso.
Pronto se convirtió
en una especie de carrera. Misaki, que tenía un espíritu deportivo que la
destacaba, se enojaba cada vez que su novio la adelantaba. Ambos se dieron
miradas fugaces mientras corrían con ánimo: Usui con una sonrisa sensual y
Misaki con los dientes apretados, irritada. Corrieron aún más fuerte. Se
desprendieron del abrigo del joven rubio mientras adelantaban más el paso y la
lluvia los empapaba sin compasión, refrescándolos. La chica dobló en una última
curva e ilusionada vio el edificio de Usui. Utilizó sus últimas fuerzas con la
terca idea de ganar, sin embargo, el muchacho se le adelantó y la esperó en la
puerta que daba paso a la recepción. La
chica impulsada por su fuerza chocó contra el pecho del chico y este se
tambaleó.
-Tsk.-chistó
Misaki mientras recuperaba la respiración y se limpiaba el ligero sudor con la
mano.
Miró a Usui,
que reía con fuerzas. No evitó soltar una pequeña risita que se apresuró a
camuflar con el sonido de su tos.
Entraron a
la recepción y seguido al ascensor, que los llevó al piso de Usui.
Una vez
dentro el calor de la casa los llenó y reconfortó.
Usui
encendió la calefacción.
-Si quieres
puedes llamar a tu madre.
Misaki cayó
en la cuenta. Estaba sola en la casa del mayor de los pervertidos, que provenía
del planeta feromona. Con la ropa completamente mojada, obligada a darse un
baño caliente, que Usui no le negaría.
De pronto
estaba sumamente nerviosa.
-la llamaré.
Marcó los
números en el celular de su novio y contestó su hermana, Asuna.
-Residencia
Ayuzawa.-dijo con su voz lenta y armoniosa.
-Soy yo,
Misaki.
-Misaki,
¿dónde estás?
-En...casa
de Usui.
Hubo una
pequeña pausa.
-Vaya, a
Shintani no le gustará.
Misaki
ignoró el comentario y pidió:
-¿Puedes
darme con mamá?
-Un segundo.
Esperó y en
seguida reconoció la voz de su madre.
-¿Misaki?
-Mamá, lo
siento mucho, he tenido que venir a casa de Usui, la lluvia nos pilló
desprevenidos, y...
-Oh, una
noche con tu novio, lo que haría una adolescente normal-interrumpió la
madre-aunque se supone que tendrías que hacerlo a escondidas.
Misaki se
desconcertó por la actitud de su madre y colgó.
-Tu madre es
muy permisiva.-comentó Usui y Misaki corroboró.
Se miró los
jeans empapados y la camisa oscura pegada al cuerpo. Se horrorizó al ver como
se le marcaban los pechos y abrió la boca, pero fue interrumpida por el
muchacho.
-Ya te he
preparado el baño.
Misaki
asintió con vergüenza y murmuró un vago "gracias".
Se dirigió
al baño y vio la tina llena de agua caliente casi a rebosar. Una toalla azul de
franela y un jabón de vainilla líquido estaba lista para ella, además de una
camisa roja de Usui que probablemente le cubriría hasta un poco antes de la
rodilla. Se comenzó a quitar la ropa y la dejó ordenadamente en la esquina del
suelo, cerca de la puerta, que estaba cerrada con pestillo. Entró a la bañera.
Una
sensación de calidez la fue consumiendo poco a poco. Hundió su cabeza en el
agua al recordar el tierno beso que había recibido de Usui en el "Maid
Latte" y cerró los ojos.
Tomó un poco
de jabón líquido y lo esparció por todo su cuerpo. De pronto imaginó que eran
las manos de Usui las que recorrían su brazo y abrió los ojos de golpe. ¡¿Qué demonios?! Pensó
avergonzada.
Hundió la
cabeza un poco más y sus ojos fueron a parar a la pared. Frunció el seño y se
dijo lo idiota que era.
Se levantó y
sacó el tapón de la bañera. El agua fue despareciendo poco a poco mientras ella
secaba su cuerpo con la toalla. Tomó el secador de cabello que estaba en un
estante arriba del espejo y pudo salvar sus prendas íntimas. Se puso la camisa
de Usui y la olfateó, inconscientemente. Se sonrojó y se preguntó qué era lo
que le pasaba.
Un poco
incomoda por tener las piernas descubiertas y con el cabello escurriendo agua
salió del baño y se dirigió a la "sala" en donde solo había un sofá.
-¿Usui?-preguntó
a la nada.
De pronto
sintió un aliento cálido en el cuello y se estremeció.
-Misa-chan.-susurró
Usui en su oído.
-U-Usui.
-Tartamudeó la Maid.
El chico tomó
su cabello y el agua fluyó por entre sus dedos.
-Te vas a
resfriar.
La tomó de
la mano y la llevó a su habitación. Misaki lo seguía con la cabeza gacha y el
rostro caliente. Llegaron y descubrió que había una cama.
-¿Compraste
una cama?-preguntó Misaki, sorprendida. La última vez que había ido los muebles
habían carecido.
Usui no
respondió y tomó un secador de cabello. Lo enchufó y se acercó a Misaki, que se
había sentado en la cama. Usui se sentó tras ella y comenzó a secar.
La chica
dejó que lo hiciera con las mejillas calientes de rubor. El ruido del aparato
cegó sus pensamientos vergonzosos e incoherentes, pero uno de ellos logró
abordarla. De pronto recordó la cajita rosa que le había regalado la gerente y
comprendió un poco sobre a lo que se refería.
Su cara se
volvió en seguida una expresión de vergüenza y se tapó la boca al entender la
idea de la gerente. Era una suerte que Usui no la pudiese ver.
No recordaba
en donde había dejado el escandaloso regalo, lo que hizo que se sumiera en una
nube de desesperación. De pronto sintió miedo de que el muchacho la encontrara
antes que ella.
Se revolvió
inconscientemente y el ruido del objeto se detuvo.
-Ya
está.-dijo Usui.-debes estar hambrienta, ¿no?
Misaki se
iba a negar pero el sonido de su estomago crujiendo la delató.
-Hmmm.-bajó
la cabeza con reproche.
Usui sonrió
y revolvió el cabello de Misaki. La chica entrecerró los ojos y el muchacho se
fue a la cocina.
La muchacha
sintió con anhelo la necesidad de encontrar la dichosa cajita. Se paró con
rapidez de la cama y miró de izquierda a derecha. Luego recordó que no era
necesario. Usui no tenía más muebles en su habitación.
Recordó
algo: el abrigo. Lo había dejado de pasada en el sofá del comedor de su novio,
y dentro de uno de los bolsillos estaba el regalo de la gerente. ¡Ah! Que
felicidad sentía en ese momento. Salió de la habitación al pasillo hecha un
rayo, inconsciente de que si se movía mucho podría dejar al descubierto su
prenda intima mas atesorada.
Por la
velocidad con que iba el impacto que se dio contra el sillón fue fuerte. Su
cabeza dio un tumbo pero a penas lo notó. Tenía el abrigo. Y dentro de uno de
los bolsillos estaba el objeto buscado.
Se recostó
en el amueblado y levantó la cajita hacia arriba para observarla con
satisfacción. ¿Qué podría tener dentro? La tentación de mirar era increíble.
Sabía que podía abrir el regalo en la seguridad de su habitación una vez
llegara a casa, pero ya estaba tan oscuro y la lluvia caía con tanto estrepito
que de seguro tendría que pasar la noche con Usui.
Se sonrojó
al recordad la realidad.
De pronto
sintió un par de manos cubriéndole los ojos. Iba a protestar, pero en seguida fueron
sustituidas por el rostro de Usui.
El estaba
inclinándose sobre Misaki. Y la besó. Y ambos cerraron los ojos.
La joven
ardió en vergüenza, pero respondió animada al beso. Usui tomó de las muñecas a la Maid mientras la
besaba y se sentaba entre sus piernas. Los omoplatos se le marcaban mientras mas inclinaba su espalda para
acercarse a la joven. Misaki dejó caer
la cajita rosa.
La muchacha
se comenzó a sentir extraña. Quería tener más cerca al chico de ojos verdes,
mucho más cerca. Usui encajó su lengua en la boca de Misaki, casi
embistiéndola. Mordió el labio superior de la chica y Misaki le devolvió el
beso besándole el labio inferior. Se estaba acalorando, mucho. Extendió las
piernas y agarró al muchacho por la espalda, mientras soltaba sus muñecas de
las maños audaces del chico y las ocupaba para treparse a su cuello. A penas
podía respirar, pero no le importaba. Se preguntó vagamente el por qué de sus
reacciones, pero por el momento solo se dejaba llevar, después pensaría.
Besó la
comisura de los labios de la chica y lamió lentamente en el mismo lugar. Misaki
se estremeció y abrió los ojos. Bajó con
vergüenza la mirada y el rubor que la cubría aumentó.
-Misa-chan.-dijo
Usui con una sonrisa sensual en los labios.-la comida está lista.
-¡En-entendido!-tartamudeó
la muchacha con suma vergüenza. ¿Cómo era que Takumi podía conservar sus
expresiones normales?
Mientras
desataba sus propios sentimientos moviendo su cabeza de un lado a otro y
tirándose del cabello, no se percató de como el chico se cubría la boca con la
mano y se sonrojaba levemente, mientras bajaba la mirada.
Usui fue
hacia un pequeño ropero que había cerca de su habitación y sacó el único contenido
que había dentro de él, una pequeña mesa de madera plegable. Tomó una larga
manta color verde y la desplegó sobre el frío piso. Acto seguido instaló la
mesa.
Misaki
siguió a Usui hacia la cocina con la cabeza gacha de vergüenza para ayudarlo
con el servicio. Había preparado arroz con verduras y carne al jugo. Por
supuesto estaba deliciosa, era comida de Usui.
-Gra-gracias
por la co-comida.-tartamudeó Misaki, se encontraba sumamente nerviosa, apenas
podía sostener el vaso de gaseosa que su novio le había servido.
Usui se dio
cuenta y sostuvo la mano de Misaki para que dejara de tiritar. Fue un toque
leve, cariñoso, delicado. La tranquilizó.
-lo
siento.-murmuró cerrando los ojos.
Y supuso que
era momento de canalizar sus emociones.
Se sentía extraña.
Demasiada calurosa. Quería tener a Usui más cerca, sin embargo, no como quería
tenerlo cerca antes...
Se vio
forzada a abrir la boca cuando su novio intentó hacerla comer un gran trozo de
carne. La pilló de imprevisto. Masticó
mientras arrugaba las cejas y al terminar soltó un insulto:
-Usui,
¡Idiota!
El muchacho
río con ganas y Misaki se cubrió de rubor.
Comieron en
silencio. Con miradas depravadas de parte de Usui cuando Misaki daba algún
bocado o quejidos refunfuñados de la
muchacha.
Misaki se
llevó a la boca con los palillos un poco de arroz. Para su suerte derramó un
poco sobre su cuello. Usui se levantó e inclinó sobre la muchacha que estaba
estática. Acercó su cara al cuello de Misaki y relamió lentamente hasta que el
arroz entró en su boca.
-¡I-i-i-idiota!
-Se quejó la muchacha completamente de color escarlata, sintiendo un
escalofrío.
Bajó la
cabeza y refunfuñó. El joven, alentado a por su actitud, replicó:
-¿Por qué
bajas la cabeza, Misa-chan?-El joven le levantó de la barbilla y la chica le
quedó viendo con los ojos como platos.- ¿acaso no sabes que el ver tu rostro
ruborizado me excita más? al fin y al cabo, eres mi Maid personal.-añadió con
una sonrisa sensual.
-¿De qué hablas?-Ladró bruscamente Misaki, en un arrebato de vergüenza.
-Tienes una mancha. Aquí.-Ignoró Usui la pregunta de Misaki. Se lamió el dedo lentamente y lo posó sobre los labios de la chica.
La chica se estremeció. Usui la tomó de la mano y la miró con unos ojos intensos. Hizo que se levantara de la mesa y le sostuvo la mirada lo que le pareció una eternidad. Intimidada, Misaki gachó la cabeza.
-Misaki.
La voz profunda de Usui la llevaba lejos, muy lejos. Se mordió el labio y levantó la cabeza.
-¿Sabes lo que quiero hacer, no?-demandó Usui.
Misaki lo imaginaba, si. Pero sentía demasiada vergüenza. Ella también quería. El deseo ardía en ella, incapaz de resistir.
Asintió con la cabeza.
-¿Qué crees que deberíamos hacer, Misa-chan?
La Maid titubeó. Frunció el ceño y abrió la boca, sin poder hablar.
Usui le dio un apretón cariñoso a misaki y sonrió.
-No te obligaré a nada que no quieras hacer, kaichou.
Ese era el problema. Ganas no le faltaban, lo reconocía. Sin embargo, tenía miedo. ¿Miedo al dolor? No, ella no era así. ¿Miedo a Usui? ¿Porqué? El acababa de decir que no le haría ningún mal, y ella le creía. ¿Entonces, que era?
-Yo...yo...yo, si quiero.-Murmuró en voz a penas audible.
-¿Qué?-preguntó su novio, confundido.
-¡No me hagas repetirlo estúpido Usui! ¡Dije que sí!
El chico no podía creerlo. ¿De verdad había accedido?
-Hmp.-refunfuñó Misaki.
-Pues...¿Estás segura?
La muchacha susurró:
-Si es contigo, estará bien...
Entonces Usui la guió a su habitación. Caminaban de la mano, lentamente y de manera silenciosa.
Llegaron a su destino. Misaki se sentó en el centro de la cama con las piernas estiradas.
Usui se acercó a ella y se acomodó entre sus piernas, doblándolas a cada lado del cuerpo de Misaki.
-Te amo.-le dijo y la muchacha ardió en vergüenza.
La comenzó a besar. Sacó su lengua y usó los extremos y los bordes de la misma para acariciar los labios de Misaki, que tenía los ojos apretados y respiraba agitadamente. Cayeron sobre la cama. Misaki abrió su boca y Usui introdujo su lengua con rapidez. Comenzaron a juguetear con ellas. Usui mordisqueó el labio inferior de Misaki y la chica se estremeció.
-Aagh.-Jadeó la joven.
Usui recorrió con su mano la cintura de la chica y comenzó a quitarle la camisa. La levantó un poco y le lamió el abdomen, recorriendo lenta y calmadamente su cuerpo, acompañado de un beso húmedo.
La muchacha sintió cosquilleos entre las piernas. Arqueó las cejas hacia bajo y su cuerpo, totalmente caliente, dio una sacudida.
El muchacho finalmente retiró la camisa de la muchacha, dejándola solo en ropa interior. Le dedicó una sonrisa sensual y abrumadora. Comenzó a besar la comisura de sus labios. La sujetó de las muñecas y cayó sobre ella, con sus bocas a unos centímetros de tocarse, La espalda arqueada.
Mordió lentamente su oreja y la chica se excitó, añadiendo el hecho de que le había dado una lamida y eso le había producido más placer.
El miembro del chico rozó -aunque fuese un movimiento involuntario- con la parte más delicada de Misaki. La chica soltó un gemido alargado y eso estimuló al muchacho. Acomodó su pierna y comenzó a frotar con la punta de la rodilla en el mismo lugar. La Maid dio un grito de placer.
-Aaah.-respiró lentamente.-hmmmp.
Pero entonces fue más intenso. El muchacho se desprendió de sus pantalones y su camisa y dio con ella directamente. Sin una tela que le cubriese la pierna. De la kaichou brotaron algunas lagrimas y se mordió los labios. Su rostro era de un rojo intenso. Usui comenzó a frotar con más rapidez y fuerza, formando círculos interminables. Misaki sintió las bragas húmedas. Quería morir de la vergüenza. Se quería desprender de ellas. Solo eran una molestia.
Usui también disfrutaba de cada uno de los movimientos que daba. Ah, que dicha sentía, que alegría, cuando tenía el cuerpo de Misaki cerca. La quería penetrar, si. Pero primero iba a hacer unas cuentas cosas que llevaran al limite a la joven.
Mientras seguía con los movimientos precipitados, alargó su mano hacia los pechos de la muchacha. Era un chico extraordinario, por lo que era muy coordinado. Se desprendió del sostén de la Maid y sus pechos resaltaron con esplendor. La muchacha se mordió el labio. Tenía los pezones endurecidos.
Usui acercó su boca a los recién nombrados. Y comenzó a lamer, y succionar, y lamer. La chica comenzó a dar arqueadas de placer y movió su entrepierna lo más que se permitía para que los movimientos de la rodilla de Usui fuesen más placenteros.
-Ah...ah...¡aah!.-gimió la muchacha.
El muchacho rubio mordió los pezones de la muchacha y esta dio un salto.
Luego siguió succionando. Misaki gemía y respiraba agitadamente, acalorada. No podía pensar en nada más que no fuese la sensación sumamente placentera que sentía. Algo jamás experimentado.
Usui repartió besos húmedos aleatoriamente por todo su cuerpo. Su cuello, sus pechos, su frente, sus brazos, sus piernas. Su entrepierna. La Kaichou sintió cosquilleos en donde había sido tocada.
Takumi se inclinó sobre la chica y esta se agarró a su cuello. El muchacho recorrió con su lengua la comisura de los labios de la joven dándole gran placer. Se sentó sobre ella con las piernas abrazando su cintura y acariciándole los pechos, mientras oprimía sus labios sobre los de ella. El chico sacó y metió su lengua rítmicamente dentro de la chica y esta respondió con audacia.
-Hmmp.-jadeó.
El chico bajó la cabeza y le mordisqueó el pecho suavemente a la Maid. La chica se estremeció.
-¡aah!-soltó.
-¡aah!-soltó.
Y la besó con más fuerza. La estaba dejando sin aliento. Revolvió su cabello con la mano mientras la acariciaba. Cayeron sobre la cama. Nuevamente, sus partes intimas se rozaron, provocando una tentación en ambos personajes. Usui comenzó a moverse sobre Misaki, sin poder resistir, frotó directamente sobre ella, con la tela de su ropa interior protegiéndola. El chico estaba erecto.
La desesperación los iba invadiendo. Misaki cerró los ojos con fuerza y esperó. Usui se desprendió de su molesta ropa interior.
Entonces, lentamente, la fue penetrando.
-Hmmp.-jadeó con fuerza Misaki.
-Hmmp.-jadeó con fuerza Misaki.
La chica apretó los dientes y se mordió los labios. Dolía. Dolía más de lo que hubiera pensado que dolía. Fue abarcando profundamente dentro suyo. Una oleada de placer la fue dominando, remplazando el dolor. El calor de su cuerpo aumentó. Era como un infierno justo en su entrepierna. Quemaba, en lo mas recóndito de ella, quemaba. Gimió de placer cuando entró completamente. Takumi jadeó con su voz profunda y masculina.
Usui comenzó a embestir a la kaichou. Iba de adelante a atrás, lentamente, pensando en el dolor que sentía Misaki. Luego, más y más rápido, dejándose llevar. La chica exhaló y soltó un grito de puro placer.
-Hmmp...Aaah...¡U-Usui!
La muchacha no sabía que le pasaba. Sentía algo extraño. Usui llevó su mano a la penetración y le mostró a Misaki su mano completamente húmeda. La chica creyó que iba a morir. Se había venido con Takumi dentro de ella.
Gachó la cabeza y apretó los dientes. Un rubor prominente la cubrió. Usui sonrió y excitó frente al orgasmo de Misaki.
-Eres muy linda, Misa-chan.
-¡Cállate!
Y entonces siguió con su tarea. Echó su cabeza hacia tras, del placer que sentía. Embistió con más sincronización a la chica. Adelante y atrás. Adelante y atrás. El también se iba a venir. Adelante y atrás. Pensó en lo excitante que sería. Adelante y atrás. Gimió de placer. Adelante y atrás. Un liquido brotó de el.
Era tibio y los cubrió a ambos. Usui se detuvo y respiró lentamente, recuperando la respiración. Misaki cerró los ojos y exhaló. El chico, todavía dentro de ella, apoyó las palmas de sus manos en la cama, justo al lado del cuerpo de Misaki. Y la muchacha, sintió por unos últimos segundos el miembro de Usui dentro suyo.
Entonces salió de ella. Se recostó a su lado. Y la abrazó.
-Te amo.-le susurró Usui al oído, mordiendo el lóbulo de la oreja de la chica, haciendo que esta se estremeciera.
-Hm.-Asintió, con vergüenza.
Usui tomó la manta y los cubrió a ambos. Abrazó a la chica con fuerza y se dijo sobre la suerte que tenía, ya que ella lo había escogido a él y solo a él. Y con ese sentimiento se fue quedando dormido. Y trasmitiendo ese sentimiento a la kaichou ella se fue quedando dormida. Y entonces las estrellas desaparecieron del cielo. Y fueron a parar a los sueños de la joven presidente estudiantil, que además trabajaba como Maid.
...
A la mañana siguiente, Misaki despertó con una sensación cálida y dolorosa. Recordó todo.
Una expresión de vergüenza la dominó. Se encontraba entre los brazos de Usui. A quién, rara vez admitía, amaba tanto. Se levantó lentamente de los brazos de su novio y se vistió con energía. Se ruborizó al recordar todo lo que había accedido a hacer esa noche y su corazón palpitó a mil. Se dirigió a la sala de estar.
Caminando, su pie dio contra algo diminuto. Era la cajita que le había regalado la gerente. El porque había comenzado todo. Con curiosidad desató la cinta morada y abrió la cajita. Le dieron ganas de darse contra la pared. Dentro de el objeto, con una nota que rezaba "para hacer travesuras" se encontraba una caja de pocky variados.
Oh, gerente. A veces, era muy soñadora.
fin<3
fin<3
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