lunes, 21 de julio de 2014

Siente amor por mi, ¿si?

Tipo: Lemon, yaoi.
Pareja: Amano-sensei y Hitaru<3 *Personajes míos*
Este es un fic que salió del otro que escribí...Me divertí escribiéndolo, aunque me fue MUY difícil ;-;
Ojalá les guste.
Lugar: Academia de arte Seito. e.e

-¡No! D-detente...Hitaru-san...-jadeó sensei.
-¿Hm? ¿Quiere que me detenga? Pero parece que le gusta demasiado, ¿No cree, Amano- sensei?-Replicó Hitaru lamiendo lentamente el cuello de su profesor, provocando que este gimiera. Sensei se encontraba completamente desnudo bajo el cuerpo de su estudiante, que ahora acariciaba el abdomen del adulto, provocándole una erección.
¿Cómo habían llegado a esa situación?
Él señor Amano se encontraba huyendo -nuevamente, para variar- de su insistente estudiante. No sabía cómo demonios, pero al parecer Hitaru-san siempre sabía dónde se encontraba. E incluso a veces le lanzaba indirectas frente a otros profesores.
-Seenseei...-decía él muchacho, con voz lastimera.-Me duele acá abajo, ¿No me quiere sobar para que la molestia se vaya?
Y entonces, Jessica-sensei, la nueva profesora extranjera, lo miraba de una manera fascinada, como si imaginara alguna situación entre Hitaru y él. "¿Acaso la nueva profesora sería fujoshi?"- Pensaba. Sabía lo que significaba debido a que su sobrina se la pasaba leyendo manga yaoi, que significa amor entre hombres. Él había mirado un tanto extrañado a la hija de su hermano cuando ella le había explicado muy emocionada lo que significaba. La juventud de ahora era bastante rara, opinaba.
-¡Tu...! Solo tienes un raspón en la rodilla.-decía sensei para disimular. Pero la profesora enrojecía y bajaba la mirada, algo embobada. ¿Qué cosas pervertidas estaría pensando sobre ellos dos?
-Sensei, sabe que no me refiero a eso.
Él hombre de Veintisiete años hizo acopio de paciencia. ¿Cómo era posible que un chico de dieciocho años pudiera atormentarlo así?
-No, no se a que te refieres. Y si quieres que alguien te sobe ve a con la enfermera.
Esperaba cabrear al joven de esa manera. Tenía muy claro que Hitaru odiaba a las mujeres.
-P-pero sensei...ella no lo haría tan rico como usted...-suspiró con la mirada cabizbaja, y un rubor prominente en su rostro. Él profesor Amano se horrorizó. Hitaru se veía tan tierno...le daban ganas de comérselo... ¡Ah! definitivamente no podía pensar en esas cosas.
Escuchó un "Kyyyyyya" y descubrió a su compañera ruborizada.
-No piense mal, por favor.-le suplicó Sensei.
-Tranquilos.-dijo ella con su acento inglés.-guardaré su secreto.-y procedió a guiñar un ojo y salir de la sala del profesorado.
Sensei la miró sorprendido y suspiró. Hitaru exclamó:
-¡Eh! esa profesora podría agradarme.-y sonrió sinceramente.
-No me interesa, Hitaru.-Respondía él, cortante. No lo podía evitar. Su corazón se aceleraba a más no poder cuando estaba cerca de ese muchacho alto y de cabello castaño claro. A veces le daban ganas de ordenarle los rebeldes cabellos que le caían sobre la frente, y de paso acariciar su cara...acercarse a él...mirar sus suaves labios y... ¡No! Era un alumno por dios. Debía contenerse.
-¿A Amano-sensei no le agrado?-decía él muchacho con un rostro apenado. ¡Aaagh! ¿Por qué era tan lindo?
-N-no es eso.
-¿Entonces si le agrado?
-Sí, si. Si me agradas.
Y Hitaru sonreía de alegría.
-Y bueno...como le agrado a sensei.-Hitaru había comenzado a pasearse por la sala del profesorado, con pasos lentos y traviesos.-¿Cree que me pueda ayudar con una tarea?
-¿Una tarea?
-Si sensei...en la biblioteca.
-Ah.-Él señor Amano se había llevado las manos a la nuca. Dentro de él conocía los motivos ocultos de Hitaru, ya que, ¿Por qué necesitaría su ayuda? Sabía que era el mejor alumno de la clase, incluso si no prestaba atención. Aún así pasó eso por alto. Era su deber como profesor el enseñar a sus alumnos, ¿No? Y últimamente se había vuelto muy irresponsable. El mes anterior había dejado la sala del profesorado a cargo de dos alumnos. Kotaru-san y Haruka-san. Y misteriosamente los había encontrado dormidos profundamente a la espera de su llegada. Los profesores se habían quejado de unas manchas blancas en el sofá. Quizá los muchachos habían comido algo y habían derramado. Era lo más probable, pero no como él creía.
-Entonces, ¿si puede?
-Ah...si, si puedo.
-¡Si! ¿Qué le parece si vamos ahora?
-¿Ahora? pues bien...
Y habían salido para caminar hacia la biblioteca, que quedaba en el segundo piso de la gran academia. En el camino se había topado a Haruka-san y kotaru-san, que se encontraban entretenidos conversando sentados en un hueco de la escalera, y luego... ¿Haruka-san había besado a Kotaru? No, seguramente debió haberlo imaginado.
-Sensei, Está distraído.
-No, no es nada.
Ah, ¿Por qué seguía al muchacho? quizá que le iba a hacer.
Mientras él señor Amano luchaba contra la tentación de seguir al joven, Hitaru lloraba de alegría. Había robado las llaves de la biblioteca, ya que ese día no estaba abierta para nadie. Sabía que su profesor no le iba a preguntar nada. Era tan olvidadizo él hombre, tan irresponsable. Sin embargo eso era lo que le encantaba de su sensei. Sin olvidar la sensual figura y esos ojos pardos irresistibles. Además de su increíble pasión por el arte, su maestro era sorprendentemente devoto en ese ámbito. Recordaba que primero se había enamorado de sus cuadros y luego del artista. Había ocurrido el día en que había llegado a la academia. Amano-sensei se encontraba exponiendo sus trabajos y dándoles la bienvenida a los alumnos. Entonces lo había visto. El hermoso cuadro de una puesta de sol un día de otoño. Y luego había visto la sonrisa de sensei, como se curvaban sus labios hacia arriba y como se revolvía el oscuro cabello. Y había caído enamorado. Simplemente no lo pudo evitar.
-H-hola.-le había dicho, de manera tímida. Era la primera vez que un hombre le atraía  tanto, y no sabía cómo actuar.
-Buenos días.-le había respondido él hombre con su voz profunda. 
-Etto, ¿sensei?
-Hm, depende, ¿Qué edad tienes?
-Diecisiete.
-Entonces serás mi alumno, si entras a la academia, claro.-le había sonreído el adulto.
Y entonces él había bajado la cabeza, sonrojado. Sensei había pensado que tenía fiebre.
-¿eh?, disculpa, ¿Te sientes bien?
-Ah...la, la verdad es que no.-mintió él chico, quería que él profesor se preocupara por él.
-Entonces, te llevo a la enfermería.
-S-si.
Hitaru siguió al señor Amano, que caminaba con seguridad. Por primera vez iba a ayudar a un alumno, y quería dar el ejemplo. La enfermería estaba en el primer piso, y ellos caminaban desde el patio. La academia era gigante. Seguramente, si no fuera con el profesor, y si en verdad estuviera enfermo, tendría muchos problemas para llegar.
-¿Entonces, te gustaría entrar aquí?
-Hm, si...-La verdad es que él muchacho estaba ahí obligado por sus padres. Venía de una familia adinerada, así que no le importaba mucho lo que podría estudiar.
-Amo el arte.-dijo el profesor con cariño. Hitaru lo miró sorprendido. No conocía a mucha gente apasionada en ningún ámbito.
-Yo, ¡Yo también!-y esta vez no mentía. Disfrutaba mirar cuadros pintados al óleo. Aunque nunca había intentado reproducir uno.
-Me alegro.-Sonrió Amano.
Hitaru se ruborizó.
-Veo que en verdad tienes fiebre, ven, estamos llegando.
Él muchacho asintió lentamente. ¿Qué esperaba hacer una vez llegaran a la enfermería?
-Aquí es, pasa.-ordenó él profesor, abriendo una puerta.- ¿Necesitas ayuda?
-Si, no soy bueno con este tipo de cosas.-replicó él joven entrando a la amplia sala. No había nadie.
-Lo siento, las enfermeras están en una reunión.
-Ah, hm.
"¿Qué debo hacer ahora"-pensaba el adulto. Supuso que lo mejor era dejarlo reposar con una pañoleta húmeda en la cabeza.
-Bien, recuéstate aquí.-dijo indicándole una camilla. Él muchacho hizo como le habían pedido.
De pronto el maestro se sintió extraño. Ver a Hitaru sobre la camilla, tan débil, tan ruborizado, con los labios húmedos y los ojos brillantes... Lo hizo estremecer.
-¿Sucede algo, sensei?
-Oh, no. Para nada.-respondió él, cortante. Tenía un sentimiento de remordimiento por haber pensado tales cosas de un alumno. ¿Y si en verdad no servía para ser para ser profesor?
Mientras sensei deliberaba sobre su cordura, Hitaru había tomado una decisión.
-Hm...¿Se puede acercar, por favor? -susurró el muchacho, con voz titubeante, casi en un susurro.
-Ah, eh, si. Déjame sacar un paño para ponerlo sobre tu frente.
Él profesor remojó un paño y luego lo estrujó. Se dirigió a su alumno y se lo puso en la frente.
-¿Así está bien?
Hitaru susurró algo, muy bajito.
-¿Ah? ¿Qué?
Él joven susurró de nuevo y él profesor, por inercia, se acercó a él.
-¿Me lo puedes repetir?
Hitaru Sonrió traviesamente. Y le tiró de la corbata. Inmediatamente lo besó.
Él muchacho hizo perdurar el beso. Sensei estaba tan aturdido que no reaccionó.
Si, así había conocido a sensei.

Todo eso lo recordó mientras caminaban hacia la biblioteca.
-Waaah.-exclamó, sonrojado, mientras se cubría las mejillas.
-¿Qué sucede, Hitaru-san?
-Nada, nada.-reía el muchacho.
A veces se sorprendía de sí mismo, ¿Cómo había podido hacer eso? Pero no importaba, ¡Así había podido acercarse a sensei!
-Pareces bastante feliz.-dijo el maestro una vez llegaron a la biblioteca.
-Lo estoy.-dijo él muchacho sin molestarse en ocultar que poseía la llave y que la había hurtado.-Adelante.-ordenó una vez abrió la puerta.
-Ah...-él hombre pasó. Una vez dio unos pasos Hitaru cerró la puerta lentamente y sin hacer ningún ruido. Él profesor estaba más atento al eterno vacío que a su alumno.
-¿Y los estudiantes?-preguntó.
-No lo sé.-respondió él, guardándose la llave en cierto lugar rápidamente.
Sensei se quedó estático.
-¿Qué tarea tienes que hacer?
-¿Tarea? Hum...tengo la tarea de darle placer a sensei.-arrastró las palabras Hitaru.
Él señor amano sintió un escalofrío que no necesariamente le desagradó.
-Escucha, Hitaru...
Él muchacho se le acercó por detrás y le rodeó el cuello con los brazos. Su aliento le daba de lleno a sensei en la nuca.
-¿Qué quiere que escuche?-le susurró. Se estiró a modo en que sus labios rozaran con el lóbulo de su profesor.
-Ah...tu sabes que no podemos...
-¿No podemos qué?-ahora él joven lamía su oreja. Algo como un choque eléctrico.
-Aah...ya sabes.
-No, no lo sé.-Dijo mientras besaba su cuello. Esparciendo besos húmedos por todo el lugar.
A sensei le costaba hablar con normalidad.
-Po...por favor.-suplicó.
-pero sensei.-él muchacho se desprendía de su espalda y ahora se iba a su pecho. Comenzó a deshacerse de cada botón de la camisa de su profesor mientras le lamía la barbilla.- Debemos hacer esto.
-¿D-debemos?
-Así es, sensei.
-¿Por qué?
-Porque usted ya se puso duro y sería un problema si saliera de la biblioteca así.-le susurró.  
Oh, maldito muchacho.
-E-es tu culpa, Hitaru-san.
-Claro que lo es señor, déjeme hacerme responsable.
-No, no, no. Yo...quiero salir.
-¿Quiere salir?-le preguntó el muchacho sarcásticamente, chupando y lamiendo el labio de su profesor, que se estremecía de placer. Sensei se contenía al máximo para no caer en la tentación.
-Quiero...quiero salir.- ¿En verdad quería hacerlo?
-Sensei, usted no pude salir. No tiene la llave.
-¿Dónde está?
Hitaru sonrió. Y se señaló la entrepierna.
-Creo que se me pudo haber caído ahí.
Sensei dudó unos segundos. Luego pensó que mientras antes terminara mejor. Oh, era tan ingenuo.
Se agachó y arrodilló dispuesto a desabrochar la cremallera del pantalón del muchacho, pero cuando estiró su mano solo encontró aire.
-No puede hacer eso sensei.
-Entonces entrégame la llave Hitaru.
-Lo siento, pero va a tener que hacerlo con la boca.
-¿Con la boca?
-¿Está sordo sensei?
-¡Juega con otra persona!
-No, me gusta sensei. -dijo agachándose al nivel del altura de su joven profesor. Ese día Hitaru iba con el uniforme de educación física, y mágicamente se le ocurrió usar su camisa para aprisionar al hombre. Se la sacó hasta los codos y rodeó el cuello de su profesor con esta. Casi a la deriva se le lanzó y comenzó a besarlo.
Se abrió paso a su boca, y terminó tirado encima de él en el suelo. Sensei, muy a su pesar se encontraba completamente excitado. Vamos, era un chico mucho más joven que él, ¿Como no le podía animar eso? Supuso que estaba bien que se dejara solo esa vez... Hitaru introdujo su lengua en la boca de su profesor y él señor Amano le correspondió con fuerza. Todas las veces que había soñado con Hitaru inconscientemente salieron a flote. Él muchacho movía su lengua con movimientos expertos y salvajes. Le gustaba demasiado. Sensei comenzó a jadear.
-H-hitaru-san...busquemos esa llave.
-¿Está...dispuesto a...usar la...boca?-le preguntó él muchacho entre beso y beso. Él profesor solo asintió.
Pronto Hitaru se liberó de su camisa, y sensei también. Era notable que ya no pensaba claramente. Solo se dejaba llevar por su deseo sexual. Y por el amor que no quería admitir que sentía por su alumno.
Él ver al antes nombrado sin camisa, con las piernas cruzadas y las manos entre las piernas, completamente sonrojado, solo tuvo deseo. ¿Por qué demonios Hitaru era tan lindo?
-Sensei, es libre de buscar.
-¿N-no te vas a parar?
-No. Solo haré esto.-él muchacho dobló las piernas hacia tras dejándole un espacio libre a sensei.-tiene permiso para usar las manos solo dos veces.
Oh, como le gustaba jugar a Hitaru.
Él profesor se sentía extraño, ¿Estaba siendo dominado por un alumno? Definitivamente tenía que dar pena.
-Bien, bien.-dijo. ¿Qué demonios estaba haciendo?
Miró a su alumno con reproche. Iba a sacar la llave y nada más. ¿Si?, ¿Si? -se repetía a sí mismo.
Solo podía usar las manos dos veces. En la posición en la que estaba -acostado frente a la entrepierna de su estudiante y con ambas manos apoyadas en el piso- obviamente iba a necesitar las manos. Así que bajó la cremallera de su pantalón y los mismos para dar paso a su ropa interior. Bien, bien. Lo había hecho. Su rostro se ruborizó totalmente al ver el gran bulto que había ahí. Hitaru sonrió perversamente.   
Entonces, lo había hecho. Y solo había ocupado las manos una vez. ¡Muy bien! pero, ¿Dónde estaba la llave? No sería que...
-¿quién dijo qué estaría bajo el pantalón?
Estúpido hombrecito.
Si ocupaba las manos de nuevo después tendría que ocupar la boca. Y seguramente... ¡No! Mejor ocupaba enseguida su boca y luego las manos. Y listo, no caería en la tentación y podría largarse.
Claramente no se daba cuenta de que perfectamente podía ocupar las manos cuando él quisiera si era lo bastante rápido, pero estaba hipnotizado por los juegos de él joven.
Se estiró y bajó la mirada, decidido a no chocar con los ojos del de cabello claro. Se acercó y abrió la boca. Hitaru se movió un poco.
-L-lo siento...me pongo nervioso.-masculló, con un dedo posado en su labio. Sensei tragó saliva, por alguna razón se tomó como un desafío personal el hacer sentir aún más nervioso a Hitaru.
Abrió su boca e intentó bajar la ropa interior de su alumno. Rosaba con los dientes parte de su pierna y el muchacho jadeaba. Decidió molestarlo un poco más. Y era por todo lo que le había hecho pasar. Lamió lentamente y Hitaru sintió una oleada de calor por todo el cuerpo.
-s...sensei...-susurró. Eso incentivó al hombre. La voz del muchacho, anhelante y suave, era un botón en su cabeza que activaba su modo "Atacante. Activo. Con deseo."
Intentó deshacerse de los bóxers de Hitaru pero estos tenían un resorte que impedía resolver la tarea tan fácil. Demonios. Necesitaba las estúpidas manos. Se cabreó tanto que, -casi por inercia- Estiró el brazo y acabó con la ropa interior. Estaba hecho.
-Ups...sensei ocupó las manos.-rió Hitaru.
Y era cierto. Sus ojos no tuvieron otra opción que buscar desesperados la llave. Y se encontraron con él miembro del muchacho. Él profesor no tuvo más remedio que dedicarle una mirada. Pudo distinguir un brillo plateado. Se encontraba justo en donde iniciaba la parte más sensible del muchacho.
-Recuerde, con la boca.
Si, con la boca.
-¿Tengo qué hacer esto?
-Por supuesto Señor Amano, ¿O sino como saldrá?
-Puedo quedarme aquí hasta que venga un encargado...pero desperdiciar tales esfuerzos, no lo haría. No tengo más opción que usar mi boca. No tengo más opción que usar mi boca.
-Lo dijo dos veces sensei.
-Si...
-Entonces, adelante.
Sensei miró receloso lo que tenía delante.
-por favor dese prisa...está muy caliente.
¿Así que estaba caliente? Necesitaba descubrir eso por si mismo.
Abrió la boca y se estiró. Él miembro de Hitaru estaba erecto. Pudo sentir lo caliente que estaba cuando entró en él.
Hitaru dio un sollozo. Oh, tenía la boca de sensei dentro de él...y se sentía tan bien. Estaba en una posición completamente abrumadora -con sus piernas estiradas hacia tras, y sensei recostado en el piso, con sus labios en su miembro- Y además cabe decir que no era su primera vez con él profesor. Antes lo  había convencido de tantas maneras, ¡él hombre siempre terminaba cediendo!
Pero nunca le declaraba su amor. Esperaba que con esa vez él señor lo admitiera.
Sensei se estiró más. Casi podía alcanzar la anhelada llave. Pero no pensaba en eso. Tener así a Hitaru lo emocionaba más que nunca. Se sentía deliciosamente extraño. Inconscientemente comenzó a chupar. Adelante y atrás. Cerró los ojos. Hitaru jadeó.
-Aaah...hnnn...
Si, así estaba bien.-pensaba el muchacho.-aunque podría ir más rápido...-sí, definitivamente era un pervertido.
-Sensei...la velocidad...auméntela....
Él hombre obedeció. Su alumno sentía placer y él también lo sentía. ¿Acaso eso estaba mal? Los movimientos frenéticos aumentaron. Los gemidos de Hitaru se alargaron. Sensei comenzó a besar, lamer y chupar, ayudado de sus manos, que había olvidado que tenía prohibido usar. Pronto sintió mal estar en su propio miembro.
-Sensei...ahora yo haré algo por usted, ¿Si?-adivinó el muchacho sus pensamientos. ¿O sensei era muy obvio al frotar su cuerpo contra el suelo en busca de alivio?
Hitaru se levantó y él señor Amano también. Al hacerlo el muchacho tropezó y dio contra el pecho de su docente. Sonrió.
-Vamos a deshacernos de lo que le queda de ropa.
-s-si...
Hitaru se desprendió del resto de la vestimenta de su profesor y lo recostó en el suelo, Enseguida se sentó sobre él y comenzó a lamer el cuello del docente, que se estremeció. El muchacho acarició su abdomen.
Oh, así habían llegado a esa situación.
Besó suavemente la nuca de Amano-sensei y sonrió levemente. Recorrió él cuerpo del adulto con las manos. Se inclinó y recostó sobre su pecho. Luego levantó la cabeza y comenzó a besarlo.
-Hitaru...-suspiró él hombre.
-¿Si? ¿Sensei?
Él muchacho metió su lengua en la boca de sensei, Para realizar movimientos por todo el lugar. Movimientos anhelantes, en busca de más y más. Acarició todo el cuerpo de su profesor provocando que este gimiera, hasta llegar a su miembro.
-Vaya, vaya, Sensei. Si que se ha puesto grande y duro.
Él profesor enrojeció.
-¡Hi-Hitaru!
-Tranquilo señor, ya lo calmaré.
Hitaru alargó una mano y tomó lo que tanto deseaba con delicadeza. Primero lo besó y luego lo lamió.
-Aaah...hnnn...
Hitaru fue chupando lentamente. Amano se arqueó. Pronto el muchacho fue mucho más rápido, provocando que su profesor jadeara.
-Hitaru...
Cuando terminó hizo que sensei se acostara de lado y abriera un poco las piernas. Sonrió con lujuria y se llevó tres dedos a la boca, untándolos con saliva, para luego recorrer el agujero de su profesor y humedecerlo. Se colocó tras él totalmente pegado a su cuerpo. Pudo sentir su exquisito aroma y lamer las pequeñas gotas de sudor que recorrían su cuerpo. Entonces lo penetró.
Él joven profesor apretó los ojos al sentir el miembro de Hitaru-san en él.
-D-duele...-se avergonzó de sí mismo. Parecía una colegiala. Y además, demonios. Él era el pasivo en la relación.
Hitaru comenzó a embestir a su profesor con ritmo y sincronización, al mismo tiempo que repartía besos y lamidas por su espalda. Él profesor gemía y él alumno jadeaba sonidos profundos. Se sentía de maravilla.
-Sen-sei.-Decía el muchacho acentuando cada silaba debido al placer que sentía.
-Hitaru...
Él muchacho comenzó a masturbar a su profesor, añadiéndole placer extra a lo que hacían.
-Mhpm...Aaaah, nnnh, hm.-mascullaba el profesor, mientras hacía un movimiento de caderas.
Hitaru incrementó la velocidad y la fuerza del empuje, dejándose llevar. Una oleada de placer recorrió el cuerpo de ambos y de detuvieron por minutos.
Estaban en la biblioteca. Profesor y alumno, teniendo relaciones.
Sus cuerpos estaban calientes, necesitados. Querían más. Él señor Amano solo sentía deseo. Deseo de querer devorar ese delicado cuerpo que parecía estar hecho de porcelana. Y revolver ese suave cabello de oro.
Tumbó al muchacho sobre su pecho. Inmediatamente invirtió los papeles. Ahora Sensei estaba encima de Hitaru, que enrojeció y se llevó un dedo a la boca.
-¿S...Sensei?
Tan mono.
Sensei se colocó de rodillas frente a Hitaru y este se llevó las piernas al pecho. Su rostro tenía una expresión de "Tengo miedo...pero no me deje. Sea cuidadoso" que estimulaba al profesor, que claramente ya no pensaba haciendo uso del sentido común. Amano sujetó con fuerza las piernas del muchacho, y lentamente lo penetró, muy profundo.
-S-¡sen-sei! ¡Duele!-exclamaba con los ojos llorosos.-pero...no se detenga, siempre he soñado con este momento.-sonreía ahora Hitaru.
Él profesor lo miró con ternura. ¿Cómo había podido ignorarlo tanto tiempo?
Comenzó a moverse, intentando ser suave sin muchos resultados, ya que el rostro de su alumno lo tenía despavorido.
Mientras se movía, Hitaru apretaba los labios sin saber como más reaccionar. Hasta los pervertidos tenían puntos débiles.
De pronto sintió algo extraño. Sabía perfectamente lo que era. ¡No se quería correr en sensei!... ¿Oh si? Aún así decidió dar aviso.
-Sensei...aaah...hmph... ¡Sensei! ¡Me vengo!
Él profesor sonrió.
-Adelante.
Hitaru dejó escapar un suspiro y el líquido blanco recorrió sus cuerpos.
Más sin embargo dejaron pasar ese detalle. Las embestidas de sensei eran sumamente deliciosas y placenteras, haciéndolo gemir como nunca había hecho. "Sin duda esto es mucho mejor que masturbarme pensando en él"-fue uno de los pensamientos que recorrió la cabeza de Hitaru cuando su profesor comenzó a besarlo, mientras aumentaba el movimiento.
Hitaru sacó su lengua y sensei también. Comenzaron a juguetear entre si. El placer que sentía era inigualable. Sensei estaba por llegar al orgasmo. El rostro y la piel joven de su alumno lo estimulaban. Era demasiada ternura y sensualidad en un solo paquete.
Él hombre salió de su alumno y se recostó sobre él, para luego comenzar a besarlo sin compasión. Quitándole la respiración. Recorrió con su boca los puntos más delicados de Hitaru. Hasta que llegó a sus pezones.
-¡Sensei!-se sonrojó él muchacho.
Amano comenzó a mordisquear con placer los rosados botones de su alumno. Luego comenzó a chupar, dejando dejes de saliva brillante en ellos. Entonces lo besó de nuevo, con más fuerza que antes y haciendo más uso de su lengua. Hitaru llevó sus manos hasta el cabello de su profesor y se agarró con fuerza, impidiendo que sus bocas se separaran.
Sensei recostó boca abajo a Hitaru. Estaba hambriento por más. Se colocó sobre él y lo penetró, Hitaru levantó un poco la cadera y sensei comenzó a balancearse sobre él.
-Aaah...-jadeó Hitaru. ¿Cuándo se había vuelto el pasivo? No le importaba. LE ENCANTABA ESA FACETA DE SENSEI.
-Hmm...-Un liquido blanco brotó de sensei. Era pegajoso y caliente.
-Lo siento.-dijo avergonzado, hundiendo su nariz en el cabello del muchacho.
Pero eso solo lo excitaba más.
Él placer que sentía el profesor, y las ganar por más, aunque el cansancio lo estuviera consumiendo nunca lo había sentido con ninguna de las novias que había tenido. Hitaru era el rostro de la inocencia, aunque claramente no la tenía. Poseía un talento para enfrascarlo y hacer que no dejara de pensar en él.
-Te amo-le susurró mientras su cabeza caía sobre los hombros del muchacho. Por fin lo había admitido.
Entrelazaron sus dedos. Hitaru solo podía sonreír.
-Sensei...
-Te amo. Y lo siento tanto.-decía, aún arriba de Hitaru.-te amo más de lo que puedo admitir. Y quiero estar contigo, y no te quiero dejar.
-Sensei...
-Eres lo más importante para mí.
-Sensei...usted también lo es para mí. Pero creo que ya van a abrir la biblioteca.
Él profesor reaccionó inmediatamente. Se paró y vistió a la velocidad de un rayo mientras Hitaru reía bobamente. Limpió las manchas blancas de dudosa procedencia con el papel higiénico que siempre traía, y salieron del gran salón.
No levantaron sospechas, ¿Por qué habrían de hacerlo? Solo eran alumno y profesor. Hitaru de dirigió a su habitación, y gustoso invitó a sensei. "Duermo solo...da miedo"-se excusó. Y Amano nuevamente sucumbió a sus encántanos.
Esa noche durmieron juntos, abrazados felizmente. Sensei quizá no lo admitiera de nuevo, por eso Hitaru quería aprovechar.
Porque amaba a ese profesor como a nadie, y definitivamente no se lo entregaría a nadie. Porque era de él y de nadie más. Por eso solo se podía entregar de esa manera a él.
Y no era diferente con sensei. 

lunes, 23 de junio de 2014

El senpai y su kouhai...¿O el kouhai y su senpai?

Hola :D bueno, primero que todo quiero dejar claro que esta es una novela tipo lemon (sexo explicito) y además yaoi  (amor entre hombres) Los personajes de esta historia son completamente míos ewe quiero definir algunas palabras antes de empezar, ya que está escrito con algunas palabras japonesas.
Senpai: Persona que en el nivel académico está por encima de uno (Ejemplo: si vas en segundo medio tu senpai sería alguien de tercero medio o más arriba)
Kouhai: Persona que es un nivel inferior a ti en lo académico (ejemplo: Si vas en tercero medio tu kouhai va en segundo medio o un nivel más bajo)
Nee: Esta palabra quiere decir oye, o ¿Si? pero suena más adorable xD
hai: Esta palabra significa si, para asentir, para afirmar algo xDD también suena más adorable.
Sensei: Es como les llaman a los profesores.
etto: "esto"...suena mas adorable x

Sin nada más que decir, espero que les guste ;-; me esmeré mucho en este, y no soy muy buena para el lemon .n. cualquier opinión, pueden dármela para mejorar n.n es largo este fic, pero vale la pena ;u;


Kotaru observaba con ojos sigilosos a Haruka-san, que estaba concentrado en dibujar el paisaje y luego entintarlo, todo con sumo cuidado. Estaban en la academia de arte "Seito" y tenían la tarea de representar el ambiente en el que estaban en las blancas hojas de sus blocks.

Se suponía que debía estar concentrado en los grandes árboles que los rodeaban, ya que estaban en el jardín del establecimiento. Pero su mirada se desviaba a la atractiva figura de Haruka-san continuamente. El chico de cabello rebelde se encontraba realmente confundido, ¿Qué tenía Haruka de especial, que captaba toda su atención? Observó como el muchacho alto se encorvaba y abría  ligeramente la boca al trazar una fina línea en el block, y luego contemplaba su obra con ojo crítico de experto. Kotaru sintió como se le ruborizaban las mejillas y bajó la mirada, avergonzado. ¿Qué le sucedía?

Cuando terminó la clase, el tenía su hoja prácticamente vacía, todavía con los ojos perdidos en su kouhai. Los senpai y los kouhai se habían juntado solo por esa vez, ya que el profesor estaba con licencia médica y había escasez de personal. Kotaru lo había agradecido en silencio, incluso negándoselo a si mismo. Eso le daba una oportunidad de mirar a Haruka-san sin levantar sospechas.
Se entretuvo observando como el muchacho de cabello largo y lacio guardaba sus materiales de trabajo. Se fijó especialmente en sus grandes y suaves manos y en como el sol le daba de lleno en el cabello castaño. Se sobresaltó cuando la fría y calculadora mirada de su kouhai dio contra el, para luego caminar hacia donde estaba Kotaru.

El muchacho se pasó la mano por el cabello color azabache intentando simular un estado de paz, ya que Haruka-san por alguna extraña razón lo convertía en alguien sumamente nervioso. Se sentía mucho más bajito de lo que era al lado de su kouhai, que ya estaba a unos escasos centímetros de el. Comenzó a agitar su pierna suavemente y procuró guardar las apariencias.
-Kotaru-senpai.-dijo el muchacho de voz grave a modo de saludo.
-Oh, ¿Haruka-san?-fingió Kotaru no saber el nombre, algo nervioso.
-Hm.-asintió Haruka con la cabeza.-me gustaría preguntarte algo.
-¿Si?-Kotaru estiró los brazos mientras bostezaba.
-¿Por qué me has estado mirando durante toda la clase?
Al muchacho de cabello oscuro casi se le sale el corazón, ¿Es que Haruka se había percatado? "Bueno-pensó-tampoco es como si hubiera sido muy disimulado."
-N-n-n-no te estaba mirando Haruka-san.-tartamudeó un muy intranquilo Kotaru.
-Oh, imaginaciones mías supongo.-Dijo simplemente el kouhai y se alejó con indiferencia.

Kotaru respiró lentamente y con alivio, posando una mano en su cabeza y cerrando los ojos. ¿Por qué se sentía intimidado, si se suponía que el era el senpai? Debía ser más maduro, claro está. Y ser maduro no implicaba pasar una clase entera mirando a un chico y dejando de lado las tareas, ganando la antipatía del profesor.
De pronto, sintió un aliento cálido en el cuello y todo su cuerpo se estremeció. Haruka-san estaba demasiado cerca. Al parecer, no se había marchado. Encorvado hasta la altura de Kotaru, el atrevido kouhai le susurró:
-Adiós.
Y procedió a dar un lento lametazo a la oreja de su senpai, dejándolo estático.
-Sólo era una broma.-explicó haruka con voz lenta y profunda.

¿Qué era exactamente esa sensación que acababa de sentir Kotaru? Haruka-san ya había desaparecido, dejándolo sólo en medio del jardín, completamente sonrojado. Su cuerpo estaba paralizado, y se sentía extraño. Algo...caliente, como si algo lo quemara.  Aturdido, intentó cambiar de rumbo sus pensamientos.

Kotaru arqueó las cejas hacia bajo, apenado. "-Debo dejar de pensar en él." Se dijo. Y se dispuso a pensar en lo que haría en las siguientes vacaciones.

En la academia habían dos opciones. La primera, era salir del establecimiento para pasar el tiempo con la familia. La segunda era quedarse y dormir ahí. Kotaru el año anterior había escogido la academia y había sido lo mejor. Solo habían quedado seis alumnos presentes y el joven había pasado el tiempo haciendo prácticamente nada. No le gustaba ir con su familia. Tenía dos hermanas gemelas que eran bastante revoltosas e irritantes, y no creía poder soportarlo. Aunque su madre le había suplicado el que Kotaru fuera a casa para celebrar su cumpleaños número dieciocho, el se había negado rotundamente. No le interesaba celebrar la fecha en la que había nacido, para nada. No es que tuviera un trauma o algo, pero para ese muchacho era un día insignificante. Aunque todo iba a cambiar después de esa semana.

Comenzó a caminar con pasos apresurados hacia el interior del edificio y de paso a la sala de delegados, a informar su decisión. Era el último día que le daban de plazo, ya que las vacaciones comenzaban al día siguiente, el día de su cumpleaños. Cuando llegó a su destino tocó la puerta que daba paso a la sala. "Toc-Toc" Tras unos segundos un enfurecido senpai abrió la puerta.
-¡¿Qué?!-gritó el joven.
-Ah, etto...hum, verá, senpai, y-yo...
Kotaru se sentía repentinamente intimidado, ¿Por qué era tan mala su suerte? Le había abierto la puerta Ishimaru-san, un muchacho un grado mayor que él, que era conocido por ser un cascarrabias. A pesar de ser lo bastante guapo como para atraer  la atención de algunos de los chicos de la academia, pasaba desapercibido debido a que siempre una gorra cubría su cabeza.
-¿Sí?.-Preguntó un poco más calmado Ishimaru, al ver la presente timidez del joven.
-Etto, verá, tengo que anotarme en la lista de las personas que pasarán las vacaciones aquí.-dijo Kotaru con suavidad.
-Claro, adelante.
El senpai lo guió hasta una mesa y le dio un lápiz y una hoja. Kotaru se sorprendió. No había ningún nombre escrito. Se inclinó y comenzó a escribir.
Estaba tan concentrado en su tarea que no se percató cuando Ishimaru-senpai se retiró de la sala y entró Haruka-san. El kouhai observó curioso como Kotaru ponía empeño en cada una de las letras que escribía. Se acercó a él cuando hubo señales de que hubiese terminado y se inclinó sobre su espalda.
-Es mi turno.-Escuchó decir Kotaru a Haruka-san, y al segundo sintió como este literalmente caía sobre su espalda, y acomodaba su cabeza en el cuello de kotaru, para poder tener un mejor miramiento de la hoja en donde debía escribir su nombre. Luego alargaba su mano y tomaba el lápiz que el muchacho apenas podía sostener. Kotaru se estremeció sin poder evitarlo y no hizo ningún movimiento.
Haruka-san se tomaba su tiempo para escribir todas y cada una de las letras que componían su nombre. No se percataba de lo ruborizado que estaba su senpai. Se separó de Kotaru y lo miró de reojo.
-Ya está.-dijo cuando hubo terminado.-Vaya, Kotaru-senpai, estás muy sonrojado, ¿Es qué estás enfermo?
-N-nada de eso, no lo estoy, es sólo...hace un poco de calor, ¿No lo crees?.-contestó un bastante inquieto Kotaru.
-Para nada, tengo tanto frío que podría sostenerte en mis brazos para que me brindes de tu calor.
-¡¿Eeeh?!.-Se exaltó Kotaru.
-Sólo bromeo.-contestó el kouhai bastante calmado y revisando la hoja.-Hasta ahora solo seremos tú y yo estas vacaciones, mira.
-Me he dado cuenta antes que tú.-murmuró el joven.
-¿Es así?
¿Huh? ¿Haruka-san lo había escuchado?
-E-era muy fácil percatarse, n-no es que le hubiera prestado mucha atención.
-Vaya, ¿eres tsundere?
-¡¿De qué hablas Haruka-san?!.-agitó sus brazos Kotaru mientras sus mejillas se bañaban de un color carmesí.
El kouhai soltó una pequeña risita mientras se cubría la boca con la mano. El muchacho lo miró congelado. Era la primera vez que veía a Haruka-san reír, y la verdad es que se veía muy lindo...
-Disculpa.-Dijo el joven volviendo en sí.
-Hm, no importa.
-Kotaru-senpai es muy lindo ¿no?
-¿De qué demonios hablas?-Replicó el muchacho mientras fruncía el seño y el calor de sus orejas aumentaba. Se avergonzó al haber pensado exactamente lo mismo hace un momento de su kouhai.

-Ustedes.-interrumpió Ishimaru-san entrando de imprevisto.-esto ya se ha comunicado pero aún así se los diré, especialmente a ti Kotaru.
-¿Eh?
-Ciertos alumnos, como tu, no comparten habitación con nadie, ¿No es así?
-Si, Susuki-chan se marchó debido a problemas familiares.-dijo el muchacho al recordar apenado como lo habían separado de su mejor amigo.
-¿Chan?-preguntó Haruka.
Kotaru enrojeció.
-Todos los alumnos que no tenían compañero ahora lo tendrán, debido a la falta de habitaciones. De hecho, la persona que te acompaña ahora será tu nuevo compañero.
-¡Eh! ¿Haruka-san?
-Exactamente.
-Iré a mover mis cosas.-dijo el muchacho calmadamente y salió al pasillo.
Kotaru se sintió tan nervioso que apenas podía estar tranquilo. ¿Qué iba a hacer? ¿Podría actuar normal al lado de su kouhai? ¿Por qué lo hacía sentir tan inquieto? Hasta pareciera como si...le gustara.
¿Aaaaaaaaah? ¿Acaso le gustaba Haruka-san? ¿Le gustaba un HOMBRE? ¿Cómo era eso posible? ¿Había perdido su interés en las niñas? Se llevó las manos al cabello y se lo sujetó mientras caía de rodillas al suelo. Casi enseguida recobró la coherencia debido a la extraña mirada que le dedicó Ishimaru-san y siguió a Haruka.
-¿Esto está bien para ti?-le preguntó cuando lo hubo alcanzado.
-¿Por qué no lo estaría?
-Digo, no es que esté mal, pero aún así...
-¿Estás nervioso?
-¡Sí!-dejó escapar Kotaru.-¡no! ¡no lo estoy!
De pronto Haruka-san se detuvo y penetró al muchacho con una mirada intensa. Lo agarró de la muñeca y se lo llevó a un hueco de la escalera en donde no podrían alcanzarlos las miradas curiosas. Apoyó ambas manos en la pared a los costados de los hombros de Kotaru y acercó su cabeza a la de él. Ya no tenía la mirada de un chico frío. Ahora lo poseía una mirada que podía hacer que el senpai ardiera en llamas si eso era lo que el kouhai deseaba.
-¿Yo te gusto, Kotaru-senpai?-preguntó haruka sin rodeos.
El muchacho arqueó las cejas hacia bajo y desvió la mirada. Se mordió el labio y respondió un vago "No se porque me preguntas eso"
-Eso no responde a mi pregunta. Siempre mirándome entre clases y descanzos, ¿Crees que no lo he notado?
-Puede que me gustes un poco.
Kotaru se llevó las manos a la boca y miró afligido a su kouhai. Oh, que estúpido era, ¿Cómo diablos había dicho eso? Obviamente ahora Haruka-san se iba enojar, y no le iba a hablar núnca más...
La respuesta que obtuvo núnca se la hubiera esperado.
Haruka-san se inclinó y besó a Kotaru suavemente en la boca. Rodeó con los brazos por la cintura al muchacho y lo apegó más a él. Kotaru abrío los ojos como platos y lentamente se dejó sumir por su kouhai. Sus ojos se fueron cerrando lentamente y sus brazos rodearon la espalda de Haruka-san al tiempo en que sus manos apretaban la camisa de su nuevo compañero de cuarto. Haruka-san presionó sus labios contra su senpai y fue introduciendo su lengua poco a poco en la boca del muchacho. Jugueteó con la lengua del joven explorando cada centimetro de su boca, al tiempo que este dejaba escapar algunos gemidos mientras sus ojos se llenaban de pequeñas lagrimas y sus suaves mejillas se cubrían de rubor.
-Aah...nnn...-Jadeó Kotaru. Sus pulmones no daban a más. Haruka-san bajó su boca hasta el cuello del muchacho y su cálido aliento le dio de lleno. Procedió a dar un lento lametazo a la oreja de su ahora nombrado uke y lo miró a los ojos.
El chico, completamente color cereza le devolvió la mirada con un gesto suplicante, cosa que excitó a él kouhai.
-Aah...etto...-Kotaru estaba mareado.
-No pasa nada, tu tambíen me gustas.
El muchacho enrojeció.
-Voy a buscar mis cosas para dejarlas en nuestra habitación.-dijo el muchacho remarcando la palabra "nuestra"
...
¿Qué demonios acababa de pasar? Haruka-san lo había besado, y ambos se habían confesado. Era una locura. Su cuerpo no se podía mover de la esquina del hueco de la escalera en donde lo había dejado su kouhai. Recordó las novelas "BoysLove" que había leído accidentalmente del librero de una de sus hermanas, y una de las líneas se le vino a la memoria "Él muchacho introdujo su miembro y él pequeño uke se estremeció con placer." ¿Qué era un uke? Ah, si, su hermana le había explicado que era el que "recibía en la relación" ah, y había otra cosa, el seme, que era el que "daba en la relación" ...¡¿Acaso él era el uke?! No tenía sentido, suponía. Usualmente era la persona de mayor edad. Aunque... Haruka-san era mucho más alto que él, y tenía una espalda más ancha, Y los omoplatos bien marcados, lo que le daba un aspecto muy atractivo...y esos labios húmedos que lo habían vuelto loco eran finos pero no tan delgados. Y esos ojos, oh, esos ojos que lograban enfrascarlo y llevarlo lejos, muy lejos. Y no debía olvidar ese largo cabello, que le daba un toque misterioso pero a la vez sensual...¡Ah! ¿En qué estaba pensando? Sus piernas se habían vuelto de gelatina y apenas podía sostenerse. Su rostro estaba envuelto en vergüenza y sentía que no podría mirar a Haruka nunca más. Aunque, cierta parte de él no lo quería reconocer, había anhelado ese salvaje beso como no había deseado nada más. Y no sabía que le esperaban muchas cosas nuevas, que probablemente ni si quiera se hubiera atrevido a soñar.

Cuando recuperó el movimiento de sus piernas comenzó a caminar con pasos lentos hacia su habitación. Se encontraba en el primer piso de cinco, y su destino estaba en el piso número cuatro. Era una academia grande, elegante y refinada. Había trabajado con mucho esmero para conseguir una beca, cuando la mayoría de los muchachos ahí presentes eran de clase alta y el dinero para pagar lo conseguían de sus padres. No era mixta, solo podían entrar hombres.

Iba tan concentrado pensado en si tenía el talento merecido para entrar a la academia o no, que cuando dio contra alguien se inmutó y su cabeza se fue a volar. Confundido, levantó la vista y descubrió a su profesor predilecto, el señor Amano.  Se extrañó al verlo todo ruborizado y desconcentrado.
-Ah, Sensei, lo siento. Apenas me he fijado.
-No es nada, Kotaru, no importa.
-¡Sensei!.-Escuchó Kotaru una voz.-¡No siga huyendo!
Detrás de ellos se encontraba Hitaru, un muchacho bajito y rebelde, le parecía a Kotaru.
-Waah, debo irme, Lo siento, Kotaru...
-¡Sensei! ¡Escúcheme! ¿nee? .-gritaba Hitaru.
Pero él sensei ya se alejaba con pasos apresurados.
-Oye, ¿De qué hablabas con sensei?-le preguntaba ahora un amenazante Hitaru.
-D-d-de nada, solo he chocado con él por accidente...
-Hm.-refunfuñó el muchacho a modo de respuesta.
Sensei era un hombre alto y de cabello revoltoso, de unos veintiséis años, estimaba el joven.
-Más te vale no acercarte mucho a él, ¿nee?-Sonrió ahora Hitaru de manera adorable y a Kotaru le dio un escalofrío.
-claro...
Y entonces Hitaru fue tras sensei casi volando, con una expresión decidida.
"¿Qué demonios?" pensó el muchacho, y luego supuso que el señor Amano no le quería dar más puntaje a Hitaru del que él merecía. Se encogió de hombros con indiferencia. Era demasiado inocente.
Continuó caminando un poco más tranquilo y mucho más concentrado. No recordó quién era su nuevo compañero hasta que llegó a la habitación y la cerró con pestillo, para luego darse la vuelta y ver a Haruka-san sin camisa.
-Aaaah.-enrojeció el muchacho.
-Kotaru-senpai, llegas tarde.
-¿Q-q-q-q-qué haces sin camisa?
-Hace un poco de calor, ¿No crees?
-Hm...
-¿Es que acaso soy muy obvio?
La habitación se componía de dos camas, un escritorio, un baño y una ventana. Haruka-san se encontraba al lado de una de las camas y Kotaru apegado a la puerta, jugando nerviosamente con su camisa de vestir. El kouhai avanzó hacia el senpai y lo agarró de la mano, entrelazando sus dedos.
-¿Quieres conocer partes de mi que nadie mas conoce?-le susurró.
-Nnnn...si quiero.
-No te escucho.
-Dije...que no tengo problema.
-Entonces...
Mordió su oreja y se aseguró de estremecer al muchacho, que se sujetaba de la cadera de Haruka-san y apretaba sus ojos. Recorrió desde la hélice hasta el lóbulo de su oreja con la lengua e hizo que este gimiera.
-Vaya, eres fácil de calentar, Kotaru-senpai.
-¡Cá-cállate!
Haruka sonrió.
Alargó sus manos hasta la camisa de Kotaru y comenzó a desabrochar cada botón con delicadeza, hasta que llegó al último, y entonces ocupó los dientes.
-mmmh.
Cuando se hubo desecho de la camisa de su senpai, se inclinó y comenzó a besar cada parte del cuerpo de Kotaru de la cintura para arriba, dejando besos húmedos marcados en su piel. El muchacho gimió y eso alentó a su kouhai. Llegó a los rosados botones de Kotaru y comenzó a succionarlos. Primero rodeó con la lengua el margen de estos y luego comenzó a chupar, provocando que el muchacho diera unos gritos de placer.
-Aaah...hmmm...nnnn...¡aaah!
Se sujetó de el cabello de su kouhai agarrándolo con fuerza, aunque evitando lastimarlo.
-Eres muy sensible aquí, ¿No crees?
Nuevamente se inclinó y lamió cada centímetro de su cuerpo, hasta llegar a su cuello y luego succionar este.
Kotaru ésta vez atinó a sujetar de la cadera a su kouhai mientras este repartía besos en su cuello. Haruka levantó a Kotaru y este rodeó con las piernas la cintura del muchacho mientras se enfrascaba a su cuello. y luego él atractivo seme lo besó.
Mordió salvajemente el labio inferior de Kotaru mientras este lamia su labio superior, dejándose llevar.
Haruka comenzó a caminar con los ojos cerrados hacia atrás y cayeron en la cama. El kouhai encima del senpai.
-¿Qué tal.-decía el seme mientras besaba y mordía los labios de su uke.-si jugamos a que soy senpai y tu eres kouhai?
Kotaru gimió. No podía pensar claramente.
-hmmmp.
Haruka-san se sentó sobre el abdomen desnudo de Kotaru y entrelazó sus manos con el mencionado anteriormente, guiándolo para que tocara su moldeado cuerpo. El chico, avergonzado cerró los ojos y dejó escapar un pequeño suspiro de puro placer.
-No seas vergonzoso, senpai.
Haruka movió su cuerpo causando que su parte trasera diera contra el miembro de Kotaru, causando una deliciosa y desesperante fricción.
-Ahh...senpai...-se le escapó a Kotaru.
-¿Ah, me seguirás el juego? Puedes llamarme senpai, y pedirme lo que quieras.
-¿Huh?
Se sentía extraño en esa situación...¿Quizá al final Haruka-san sería un "Sádico"?
-Por ejemplo...puedes pedir que te haga sentir mucho placer, pero también sentirás dolor...¿Estás dispuesto a aceptar eso?
-Y-yo...
Un sonido los interrumpió, era la puerta "Toc-toc"
Haruka-san frunció el seño y Kotaru abrió los ojos, sorprendido.
Rápidamente, y a pucheros de su compañero se levantó y puso su camisa, algo incómodo, ya que notaba acalorado y duro su miembro, y no sabía como ocultarlo...¡Aaah, estúpido el que había golpeado la puerta! Ahora, probablemente lo iba a encontrar sumido en vergüenza.
-¿Hai?-dijo el joven abriendo la puerta y solo mostrando su rostro. Era Ishimaru-san.
-¿Sucede algo, Kotaru? Estás completamente rojo, ¿Tienes fiebre?
-Algo así...
-Asegúrate de tomar alguna medicina.
-Claro.- "Tomaré a Haruka-san" Pensó. Y luego se avergonzó de si mismo.
-Lo que quiero decir, ¿Haruka-san ya está instalado aquí?
-Sí.-interrumpió su compañero de cuarto, que abría la puerta completamente y además estaba sin camisa-y déjame decirte que has interrumpido algo muy importante.
-¿Ah, si?
-Si, estábamos jugando...
-¡Cállate!-interrumpió Kotaru, tapándole la boca a el divertido seme.
-¿Por qué le tapas la boca?
-No es nada, Ishimaru-senpai. Sucede que jugábamos a las cartas, y he perdido, y me da mucha vergüenza admitirlo.
-En realidad jugábamos al twister.-Dijo Haruka-san con voz ahogada y rostro calmado, como siempre. Pero Kotaru enrojeció.
-Lo que sea, he venido a informarles que dentro de poco habrá un acto cívico para todos los alumnos, ya que las vacaciones se han adelantado y ustedes dos y los docentes serán los únicos que quedarán aquí. Ah, y un chico recién inscrito llama Hitaru.
¿Hitaru? ¿Él mismo Hitaru que había perseguido anhelante a sensei?
-Y de los docentes solo quedarán Amano-sensei  y Jessica-sensei, la nueva profesora extranjera.
-Ah.
-¿Eso no se debería comunicar a todos después en el acto cívico?.-interrumpió Haruka.
-Tienes razón, aún así, aunque ya lo sepan, deben bajar enseguida.
-Tsk.-chistó el kouhai e Ishimaru-san se retiró.
...
Hubo un silencio incómodo en el que ninguno de los dos podía hablar. Kotaru por la vergüenza y Haruka por disfrutar de la expresión de su senpai.
-¿Vamos?
Kotaru asintió frenéticamente.
-Hey, no quiero que estés nervioso...la verdad.-Los ojos de Haruka se suavizaron.-es que siempre me has gustado.
-¿Huh? ¿yo?
-Si, tu, ¿Crees que estoy mintiendo? Por eso...me hizo realmente feliz cuando me comenzaste a mirar. Cuando tus ojos se posaron en mi por primera vez...
-Algo que comenzó hace un par de meses...
-Cuando nos topamos por primera vez.
-Y me enamoré de ti.-Suspiró Kotaru sin poder evitarlo.

Si, Kotaru se había fijado por primera vez en Haruka una tarde lluviosa de fin de semana. Había tenido que ir al patio en busca de ciertos implementos cuando tropezó y se encontró totalmente mojado en medio del jardín, con una lesión en el pie que le había impedido seguir caminando. Entonces, cuando hubo perdido total esperanza, y se había resignado a mojarse, sintió como alguien lo tomaba de los hombros y lo abrazaba con fuerza por la espalda.
-Pescarás un resfriado.-Había dicho en ese entonces Haruka-san, y Kotaru lo había observado bien por primera vez.
Lo ayudó a entrar y lo atendió, ya que las enfermeras no se encontraban presentes. Estuvo con él mientras le duraba la fiebre y hasta el momento aún no podía recordar el tierno beso que le había dedicado Haruka-san mientras dormía. Ni si quiera le había preguntado el nombre, tuvo que averiguarlo por si mismo semanas después, cuando el muchacho había comenzado a llamarle la atención. Desde ese entonces ambos se habían dedicado miradas discretas, intentando pasar desapercibido lo que podría ser un amor prohibido.

-B-b-bueno, caminemos, ¿Si?-dijo mientras su compañero de cuarto se ponía la camisa.
-Vamos.
Salieron al pasillo y bajaron hasta el primer piso, en donde todos los alumnos se encontraban conversando mientras esperaban que el director hiciera presencia.
-¡Chicos! ¡Chicos!.-bramó el hombre una vez hubo subido a la tarima.-Vamos, muchachos, ¡Necesito que presten atención!
El silencio se fue haciendo notar lentamente, primero reduciéndose a murmullos y finalmente mostrándose en todo su esplendor. El viejo señor sonrió con orgullo y comenzó a hablar.
-¡Así me gusta, jóvenes! Tengo varias cosas que comunicarles.
Mientras hablaba sobre lo que Ishimaru-san les había comentado a los muchachos, Se acercó Amano-sensei, y los apartó de la multitud.
-Chicos.-les susurró con voz apenada.-lamento pedirles esto, pero, ¿Podrían ir a la sala de profesores y quedarse ahí una hora con la puerta cerrada con pestillo, custodiando? Hay ciertos alumnos que quieren robar las respuestas de los exámenes y yo tengo que hacer algo con urgencia. ¡Por favor!.-Suplicó con gesto anhelante y se dirigió a Kotaru.-Eres el alumno al que le tengo más confianza, Kotaru-san.
-Etto...¿Por una hora?
-Por favor.-Suplicó el maestro.-Los demás profesores se encuentran en reunión.
-Supongo que no importa...está bien.
-¡Gracias!-No evitó abrazar sensei a Kotaru y lo dejó perplejo, mientras salía corriendo y era observado de manera recelosa por Hitaru-san.
Haruka enarcó una ceja y Kotaru lanzó una sonrisa nerviosa.
-¿Me acompañas?

Llegaron a la sala de profesores en un tiempo récord. Hicieron todo lo que el profesor les pidió y una vez hubieron terminado observaron la sala con nerviosismo. En cualquier momento podría entrar algún profesor, y seguramente Amano-sensei no había explicado a nadie el motivo de porqué dos alumnos se encontraban custodiando la sagrada sala.

Kotaru comenzó a caminar por el aula admirando todo. Había una gran mesa de madera un poco baja e implementos de cocina como un microondas o un horno. Estaba plagado de sofás de diferentes tamaños y algunos lápices y papeles desparramados por el suelo. Estaba tan concentrado, admirando todo, que cuando Haruka-san se acercó a él por detrás se sobresaltó y abrió los ojos completamente, cegado por el rostro de su compañero, que ahora lo besaba apasionadamente.

El chico le correspondió sin si quiera pensarlo. Haruka lo sujetó de la cabeza y lo apegó más a él, mientras que con la otra mano lo acercaba de la cintura y la poca distancia que los separaba se reducía a nada.
-Hmm...ahh.-suspiró mientras Haruka mordía sus labios.-¿Está bien?...estamos...hnnn...en la sala de...profesores.-Gimió.
-¿No lo hace más excitante?-Continuó mientras introducía su lengua en la boca de su senpai, y jugaba lentamente con ella, moviéndola de un lado a otro y explorando cada centímetro de su boca. Lamiendo sus labios y respirando en su cuello. Kotaru se estremecía de placer, sabía que estaban en peligro de ser descubiertos...pero eso le emocionaba. Haruka besó con más rapidez a su uke y este jadeaba entre beso y beso. Comenzó a acariciarle la mejilla y el cabello. Ese toque especialmente fue  lo que lo hizo sentir seguro.
-Aaah...hnn...Hmp...
Haruka sonrió y besó la frente de Kotaru. Fue desabrochándole la camisa con los dientes y entre cada botón del que se desprendía le  regalaba un beso húmedo, cosa que hacía estremecer de placer al muchacho. Lo levantó y como anteriormente habían hecho, Kotaru rodeó con las piernas la cintura de Haruka.san y este lo llevó hasta uno de los sofá, depositándolo con cuidado, de manera en que Kotaru quedara sentado apoyado en el brazo del sofá. Cerró los ojos un poco nervioso.
-¿Haruka-san?
-Olvida el honorifico, solo llámame Haruka...Mejor Haru. Suena lindo, ¿no?.-Le dijo el muchacho al tiempo en el que se sentaba arriba de Kotaru y le rodeaba la cintura con las piernas.
-Haru...-Suspiró el muchacho con el rostro color carmesí, los labios húmedos y una expresión de placer combinada con miedo. Esto excitó al muchacho.
-Veamos, creo que te tengo en mi poder, senpai.
-hmmnn...
-¿Puedo hacer lo qué quiera contigo?
El muchacho dudó un segundo y Haruka sonrió.
-Si es Haru...no tengo miedo.
Esto sorprendió al kouhai, que se sonrojó por segundos.
-¿Qué tal si...-Inclinó su cabeza y mordió los botones de su senpai, mientras movía su cuerpo y rozaba el miembro de Kotaru, provocando que este ahogara unos gritos anhelantes.-si jugamos?
Kotaru gimió. Sintió como si su miembro le quemara, se sentía incómodo solo por ese sentido...
-Haru...-murmuró con una expresión de pura vergüenza.
-¿Sí?
-Abajo...quema.
Y la verdad es que era una sensación desesperante, era como si se asfixiara, y necesitara salir.
Él kouhai parpadeó unas cuantas veces para poder asimilar la lindura de su uke. No lo podía soportar más, pero quería hacer que Kotaru disfrutara.
-Tengo el mismo problema, senpai.-suspiró
-¿Si?
-Debemos arreglarlo por partes, ¿bien?
Haruka se inclinó y apoyó las manos a los costados de la cabeza de Kotaru, y comenzó a morder los labios de este. El muchacho se acaloró a más no poder.
-Ha...ru...-suspiró.
-Saca la lengua, Kotaru-senpai.
Y el muchacho obedeció. Él kouhai abrió la boca y la metió dentro de la lengua de Kotaru, chupando con lentitud. El joven se estremeció y gimió, mientras pequeñas lagrimas de placer rodaban por sus brillantes mejillas. Se sentía demasiado bien.
-Hnn...Aaah...hmp...Haru...
Haruka comenzó a chupar con mas rapidez, haciendo que el muchacho jadeara con fuerza. De pronto se convirtieron en movimientos más desesperantes y anhelantes. Comenzaron a jugar con sus lenguas. Querían sentirse él uno dentro del otro, Kotaru intentó recobrar la respiración,
-¿Te gusta, senpai?
-Da...vergüenza.
-Tranquilo.-le susurró el muchacho mientras le sonreía de manera sensual.-no pasa nada.
Y se levantó del sofá haciendo que el joven se parara con él.
-Vamos a solucionar el problema, ¿Bien?
Kotaru se mordió el labio.

Haruka-san se agachó y se deshizo del pantalón del muchacho con rapidez. Dejándolo en boxers. Kotaru enrojeció, su miembro estaba grande y duro, y le daba pavor mostrarse así. El joven extendió la mano y le dio de lleno a Kotaru en donde menos esperaba.
-Está muy caliente.-murmuró.-¿Siempre tienes estas reacciones cuando te calientas?
-¡No es así!-replicó el joven avergonzado.
-Vamos a deshacernos del estorbo...
Levantó su mano para quitarle la tela pero al ultimo segundo tuvo una idea. Estiró el cuello y ocupó los dientes para bajarle la ropa interior a su uke.
Él muchacho se estremeció. Nunca antes se había sentido así. Ese escalofrío de placer era algo que no había experimentado con nadie, esas ganas de querer más...
-Eh, es bastante grande.-dijo una vez se hubo librado de la prenda, y lo que había debajo de ella ahora lo tenía justo en la cara.
-Waaah no hagas eso...
-Supongo que debería hacer esto.
El muchacho abrió la boca y cerró los ojos. Con lentitud, el miembro de Kotaru fue a parar a los labios de su seme. Haruka comenzó a chupar calmadamente, disfrutando, mientras el joven jadeaba y gemía, cosa que alentaba al kouhai. Rodeó con la lengua cada parte del delicado tesoro de Kotaru, haciendo temblar de placer al joven. Comenzó a chupar más rápidamente, disfrutando de los gritos de placer que le regalaba Kotaru. Sabía que en ese momento estaba en sus manos. Y lo quería excitar como nadie. Y lo quería tocar como nadie. Y lo quería solo para él. Mordió con delicadeza la punta del miembro del muchacho y este se estremeció.
-Aaaah.-gimió.
-¿Te gusta, no? Estas totalmente desnudo frente a mi.
Y la verdad es que eso era algo que excitaba completamente a Kotaru, el sentirse prisionero de Haru. Se estremecía de placer con cada caricia que él le regalaba, e intentaba ahogar gemidos. Pero es que, se sentía jodidamente bien. La sensación de tener a Haruka-san chupando su miembro era algo que lo hacía derretirse. Tan...tan caliente. Gimió de placer cuando el muchacho comenzó a masturbarlo. "No...no pares...hhnnn....más rápido" Pensaba mientras se mordía los labios, ahogando un grito. Haruka-san iba demasiado lento.
-¿Sucede algo?-preguntó con voz inocente.
Ah, ¿Pero que le podía decir? Sentía tanta vergüenza...pero los deliciosos movimientos que le regalaba su kouhai valían la pena. definitivamente lo valían.
-¿P-p-p-p-podrías ir...aaah...nnn...más rápido?-suplicó con ojos llorosos.
Haruka-san lamió con placer el miembro de su compañero antes de responder.
-Como desees.
Y comenzaron las embestidas. Dios, se sentía tan bien, tan excitante...tan desesperante, pensaba Kotaru con cada movimiento del muchacho. Alargó el brazo para dar contra la cabeza de Haruka-san y alentar al joven casi inconscientemente.
Un escalofrío de puro placer recorrió todo su cuerpo. Si pudiera describir esa sensación con una plabra...diría que se sentía rico. Y se avergonzó casi enseguida.
El muchacho mantenía un ritmo constante, un ritmo energético. Kotaru dio un suspiro y exhaló. Sentir las grandes y frías manos de Haruka-san en él...Su cálido toque...era algo demasiado emocionante. 
-Hum, parece que te gusta, ¿no?-comentó Haru mientras repartía besos en el abdomen de Kotaru y este se estremecía.-¿Quieres hacer algo que te gustará mucho más?
Sentó al chico en el sofá y lo hizo cerrar los ojos, cosa que lo hacía mucho más emocionante y excitante. Buscó entre la sala y descubrió la bufanda de alguno de los docentes, sonrió y regresó al muchacho, le hizo pararse y le susurró mientras le vendaba:
-Te explicaré, senpai.-El aliento de Haru lo hacía estremecer.-deberás obedecerme en cada cosa que diga y te prometo que sentirás mucho placer, ¿Quieres?
-...Si...-susurró el muchacho.
Haruka hizo que el acalorado joven se pusiera en una posición en la que sus manos se apoyaran en el piso y sus rodillas también. Lo puso en "cuatro" y se comenzó a desvestir completamente excitado, disfrutando de la vista que Kotaru le ofrecía. El senpai se sentía nervioso, tenía unas misteriosas ganas de reír, ¿Qué le esperaba?
-Primero que todo, no quiero que intentes quitarte la venda en ningún momento, confía en mi, ¿Está bien?
Kotaru asintió lentamente.
-Bien, quiero que te des cuenta de algo.-Dijo Haruka mientras se recostaba debajo de Kotaru y le rodeaba el abdomen con las piernas.-estoy completamente desnudo.-y procedió a lamer lentamente el cuello del muchacho, provocando que este sufriera un escalofrío en todo el cuerpo.
-Ahora.-susurraba el joven mientras mojaba su dedo con saliva y recorría los rosados botones del muchacho.-¡Oh! ¿Sientes eso?
El miembro de Haruka-san rosaba con el de Kotaru, en un complicado movimiento que había realizado el joven. El senpai se llenó de deseo.
-¿Qué te hace sentir, senpai?
Kotaru solo se estremeció.
-Entonces.-cantó el muchacho, saliendo de el lugar de en donde se encontraba y caminando hacia la parte trasera de Kotaru.-vamos a probar algo.
Se sentó en cuclillas y sonrió de oreja a oreja.
Kotaru se estremeció cuando sintió como su kouhai metía un dedo en su entrada. Y comenzaba a moverlo. Era algo...maravilloso. Dios, se sentía tan bien.
-Ha...ru...-suspiró.
Y el muchacho comenzó a hacerlo con más fuerza y rapidez.
-Aaaah...nnnnh...hmp.-Se mordía el labio Kotaru.-du...¡duele!
-Deberás aguantar, ¿si?
Él kouhai dio paso a un segundo dedo, y sonrió al sentir el escalofrío de placer que había recorrido el cuerpo del muchacho.
De pronto a kotaru se le vino a la mente una de las novelas "BoysLove" que tan curiosamente leía de el escritorio de su hermana "-Diablos, ¡mételo!.-gritó despavorido el muchacho y el rubio sonrió" ¿A qué se referían con eso? ¿No hablaban quizá de...?
-Y eso no es nada.-dijo Haruka al sacar los dedos pegajosos de su senpai.
-¿Hay...más?
-Mucho más.
Y entonces Haruka-san metió su miembro en el muchacho.
Demonios. Se sentía muy caliente. Demasiado caliente. Y demasiado bien. Kotaru exhaló y comenzó a mover sus caderas, inconscientemente, buscando movimiento. Pero el kouhai solo se quedaba ahí, profundo, muy profundo. Era como si estuviera en el infierno. Lo deseaba. Era una sensación de puro placer. Pequeñas gotas de sudor rodaban por su frente. Dejó escapar un chillido.
-¿Haruka-san?
-¿Tienes algo que pedirme?
-Nnnn...-¿Por qué debía pedirle más movimiento? Le daba vergüenza, mucha vergüenza. No lo quería admitir...Pero aagh, como dolía. Era desesperante. Quería sentir mas placer. Demonios.- Etto...¿P-p-p-uedes...hacer algo?
-¿Algo como qué?
-¡No lo sé! Se siente...raro.
Haruka-san sonrió y comenzó a moverse de adelante hacia atrás, sin embargo con lentitud.
¡Ah! Ahora se sentía algo mejor...pero esos movimiento lentos...¿No podía hacerlo mejor?
-¿Algo como esto?.-Adivinó Haruka sus pensamientos y comenzó a hacerlo mucho más rápido y profundo.
-Aaah...hmmmmm.-Gimió el muchacho al sentir las embestidas de Haruka-san, y es que, joder, se sentía demasiado placentero.
Haruka-san aumentó la rapidez, provocando que el muchacho gimiera.
Él kouhai alargó una mano hacia el miembro de Kotaru en un movimiento casi imposible y comenzó a masturbarlo. Fue con sincronización, logrando que el muchacho jadeara.
Haruka soltó unos gemidos de placer, y es que, Kotaru lo emocionaba demasiado. Nada era mejor que estar dentro del muchacho y masturbarlo al mismo tiempo. Se mordió el labio, pensando en todo lo que podría hacer con él en las vacaciones. Alentado por este pensamiento alargó la profundidad de sus movimientos y el muchacho suspiró. Kotaru sintió algo dentro de el que lo ahogaba, que le suplicaba por salir.
-Aaah...Haru...algo... ¡me vengo!
-Ah, ¿Si? ¿Y que pasa si no te dejo venirte?
-Hmmm.-se mordió el labio el muchacho con los ojos llorosos.-¡P-por favor!
-Adelante.
-Pero...
La mano de Haruka-san aún masturbaba animadamente a Kotaru.
-Vamos, hazlo.
Y entonces no se resistió más.
El contenido caliente recorrió la gran mano de Haruka, que sonrió con placer.
-Quiero probar algo de eso.
-¡Haruka-san!
-Pero primero.-jadeó el muchacho haciendo estremecer a Kotaru.-...
Él senpai sintió como hilos finitos y calientes recorrían su cuerpo, y se ruborizó a más no poder. Haruka-san se había corrido dentro de él.
El joven salió de Kotaru, que intentó recobrar la respiración y enfriar su acaloramiento. Intentó moverse, pero Haruka-san lo detuvo.
-Todavía estas a mi merced, senpai.
Y entonces hizo que el chico se levantara, con mucho nerviosismo.
Y comenzó a tragar el semen que emanaba de Kotaru.
La fricción entre la boca del muchacho y el miembro de Kotaru era más que deliciosa.
-Hmmm...
-Gracias por la comida.-sonrió el chico de manera adorable y le quitó la bufanda de los ojos a Kotaru.
Lo que descubrió fue un chico totalmente ruborizado, nervioso e inquieto.
-Demonios, si me miras con esa cara, tendré ganas de hacerlo de nuevo... Haruka-san lo besó con delicadeza en los labios.
"Toc-Toc"
Los muchachos se quedaron paralizados.
-Joder.-susurró Haruka.-vístete, rápido.
-¿Muchachos? Soy el profesor amano.
-Vístete, vete al sofá y hazte el dormido.
-¿Haru?
-Ve.-sonrió el muchacho mientras comenzaba a vestir sus pantalones.
Él muchacho hizo caso y rápidamente se vistió, se acurrucó en el sofá y se hizo el dormido. Haruka-san garabateó algo en un papel y literalmente se tiró junto Kotaru. Todo lo hicieron a la velocidad de un rayo.
-¿Muchachos?.-golpeó de nuevo el profesor. Luego escucharon el sonido de una llave al ser encajada y como se abría la puerta.
-Se durmieron.-comentó el sensei con voz culpable.-Oh, una nota. "Sensei, lo sentimos, nos ha entrado el sueño y decidimos dormir mientras lo esperábamos, por favor despiértenos cuando llegue. Haruka y Kotaru n.n"
-Vaya...¡Haruka-san, Kotaru-san!-Bramó.-¡Muchachos!
Los chicos fingieron que despertaban de un eterno sueño y sensei les agradeció por haber sido tan responsables y no haber hecho nada ilícito en la sala mientras lo docentes no estaban.
Y claro, los muchachos no habían hecho nada malo...según el reglamento escolar.
Porque no había ninguna regla que dictara "Está prohibido tener relaciones sexuales en la sala del profesorado"
Kotaru sonrió nervioso.
...
Esa noche Kotaru se acurrucó felizmente entre los brazos de Haruka-san. Decidieron no mencionar palabra, por lo menos por el momento. Ambos se sentían completos. Kotaru fue el más sorprendido, cuando a la mañana siguiente, el joven lo despertó con un cálido beso y le deseó un feliz cumpleaños.

Y fue entonces cuando ese día dejó de ser un día insignificante.

Adjunto aquí un dibujo de Kotaru EwE lo sé, no soy buena dibujando, y si les afecta a como se imaginaron al muchacho por favor no le presten atención. Notase que le falta un ojo xDDD en fin , Gracias por leer! n.n